El Mundo de España lanzó el comentario al aire. Quizás el que en estos últimos años se han hecho los medios norteamericanos: El trasero de Kim Kardashian no es de este mundo. ¿Por qué lo tiene así? ¿Por qué es digno de mención? ¿Por qué debería importar? Que está hecho de ácido hialurónico, como decían en el susodicho artículo. Que está hecho con grasa de ella misma, rumorean.
Pero más allá del cotilleo banal que traen miles de revistas en todo el mundo, en el que no pasan de datos efímeros de famosos que sólo se rescatan en listas reciclables, Kim Kardashian vende. Vendió la revista Vogue, tan criticada por arbitrar en la moda e imponer parámetros de ‘buen gusto’ que no iban acordes a lo que representa el estilo de la popular socialité, casi siempre enfundada en trajes ajustados y pumps. Vende en cada artículo sobre ella.
Y sobre todo, vende la idea de la ‘latinización’ de los mismos medios y la moda. Ese que comenzó con el asombro por el derriere y la figura de Jénnifer López hace más de diez años, y que prosiguió con las curvas de Sofía Vergara, y que ha hecho que artículos tan despreciados en su país como el jean ‘levanta cola’, sean un elemento que hace millones en la industria. Levis se unió a ese amor por la piel y por las curvas, y patentó una fórmula que Colombia ha vendido en Latinoamérica como un fenómeno paralelo a las grandes pasarelas.
“Es la nueva gallina de los huevos de oro”, afirmó en su blog Anna Fusoni, la grande experta mexicana de moda masiva, quien vio que el potencial latino de las curvas desde hace años era un fenómeno normal en su propio lugar de origen y un plus para destacarse en el ámbito de la moda mundial. Tanto Proexport (instituto que regula las exportaciones en Colombia), y Gabriel Alvarado Mosquera, experto de moda masiva en este país, afirman que esta prenda es una de las 10 más vendidas en Latinoamérica y en Europa.
Pero no sólo hay jeans. Hay que ver el éxito de la línea a bajo costo que lanzó Sofía Vergara, quien hoy por hoy es uno de los modelos de sensualidad en el país anglosajón. Un modelo de cuerpo que no se aleja del de Kim Kardashian o sus pares en Hollywood como Beyoncé o inclusive Scarlett Johansson. Las curvas están de vuelta, y el derriere de la socialité solo expresa esa internacionalización de la ‘cultura de la piel’ que a través de concursos de belleza y telenovelas ha sido moneda corriente en América Latina.
¿Hasta cuándo durará el fenómeno? No lo sabemos. Pero quizás sea esta una explicación ante cómo una parte del cuerpo de una celebridad famosa por ser famosa llega a chocar en países donde la talla 2 lo es todo.
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