Luchando para mantener la compostura, Oscar Pistorius prestó declaración el lunes en el juicio que se le sigue por la muerte de su novia y le pidió perdón a su familia, asegurando que quedó traumatizado por el episodio y tiene pesadillas, en las que se despierta de noche y siente “olor a sangre”.
El atleta paralímpico habló con voz quebrada, en un tono apenas audible, al punto de que la jueza Thokozile Masipa le pidió que hablase más alto cuando describió el remordimiento que sintió por haber matado a Reeva Steenkamp el 14 de febrero del 2013. Dijo que pensó que había un intruso cuando disparó a través de la puerta del baño de su casa.
Los fiscales, por su parte, sostienen que le disparó mientras ella gritaba de terror en medio de una discusión.
“No ha pasado un solo momento desde que ocurrió la tragedia en que no he pensado en su familia”, dijo Pistorius, dirigiéndose a la madre de Steenkamps, June, quien lo miraba a la cara, sin hacer gesto alguno. “Me despierto todas las mañanas y ustedes son los primeros en quienes pienso, los primeros por quienes pido en mis oraciones. Yo trataba de proteger a Reeva. Les aseguro que cuando ella se acostó esa noche, se sintió querida”.
Los fiscales dicen que, lejos de haberse tratado de un accidente, Pistorius la mató en forma premeditada luego de una discusión y lo describen como un individuo temperamental, que se cree dueño del mundo y obsesionado con las armas de fuego.
En su testimonio Pistorius expresó que toma antidepresivos y tiene problemas para dormir. Contó que una noche sufrió un “ataque de pánico” y se encerró en un armario.
“Me metí en un armario y llamé por teléfono a mi hermana para que viniese a estar conmigo, algo que hizo por un tiempo”, declaró Pistorius.
En el 17mo día de su juicio, por otro lado, la defensa comenzó a exponer sus argumentos. Expertos en temas legales indicaron que era vital que el atleta declarase y explicase lo sucedido. Pistorius pude ser condenado a entre 25 años y cadena perpetua de ser hallado culpable de asesinato.
Pistorius habló en un tono suave y dijo que se encontraba en un estado de suma fragilidad. Con el correr de los minutos se fue tranquilizando, mientras su abogado Barry Roux le hacía preguntas sobre su niñez, su carrera y sobre la forma en que salió adelante en el atletismo luego de que le amputasen ambas piernas.
El atleta describió asimismo el aporte positivo de su madre Sheila en su vida, de cómo lo ayudó a superar obstáculos tras las amputaciones sufridas a los 11 meses como consecuencia de un defecto congénito y del dolor que sintió tras su muerte cuando él era adolescente.
Agregó que su familia siempre estuvo “preocupada con el tema de la seguridad” y que su madre dormía con un arma debajo de la almohada.
Relató que en el 2009 sufrió un accidente en una lancha que le produjo heridas graves en el rostro, el cual tuvo un “enorme impacto” y lo dejó lleno de temores, introvertido, pendiente todo el tiempo de su seguridad personal y más concentrado en su carrera.
Un especialista trató de sembrar dudas sobre la afirmación de la fiscalía de que Steenkamp comió no más de dos horas antes de su muerte.
La declaración del profesor Jan Botha es de gran importancia para la defensa de Pistorius porque el atleta sostiene que la pareja se encontraba en su habitación a las diez de la noche y cualquier indicación de que estaban despiertos mucho tiempo después socavaría la secuencia de hechos descrita por el corredor.
Botha dijo que es difícil establecer cuál es el tiempo de digestión debido a varios factores, entre ellos la cantidad de comida ingerida, su contenido calórico y la sicología de la persona que come. El testimonio contradijo las declaraciones de un patólogo citado por la fiscalía quien dijo que, a juzgar por el contenido de su estómago, Steenkamp probablemente había comido no más de dos horas antes de su muerte.
Botha también dijo que si el atleta disparó su pistola calibre 9 milímetros rápidamente dos veces, como él dice que lo hizo, su novia no habría tenido tiempo de gritar. La fiscalía dice que Steenkamp gritó cuando él disparaba por lo que el atleta debía saber que le estaba tirando a ella.
Botha dijo creer que antes de que Steenkamp pudiera reaccionar al primer disparo que recibió a través de la puerta del baño, en la cadera, “las balas restantes habrían hecho blanco en ella”.
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