Más allá de colores, formas y efectos especiales, los juguetes sexuales trascienden el plano lúdico. La sexóloga Martina González considera que pueden tener un gran impacto sobre las parejas porque “bien empleados y con el asesoramiento adecuado”:
-Favorecen el conocimiento del propio cuerpo y de la sexualidad.
-Abren nuestro abanico de posibilidades, más allá del coito y del orgasmo.
-Mejoran la comunicación en pareja.
-Combaten la rutina y potencian el deseo.
-Constituyen un recurso terapéutico para solventar dificultades sexuales.
-Amplían las posibilidades de disfrute, especialmente en el caso de las personas con diversidad funcional.
En las terapias sexuales
Martina González señala además que estos accesorios “constituyen herramientas muy útiles como complemento a una terapia sexual” porque:
-Los juegos sexuales estimulan la imaginación y mejoran la comunicación.
-La cosmética erótica y los accesorios como vendas y antifaces son un aliado paradesgenitalizar las relaciones sexuales y centrarnos en el disfrute de todo el cuerpo.
-Los lubricantes son útiles cuando las mujeres tienen dificultades para lubricar de manera natural y evitan molestias durante la penetración.
-Los vibradores y dildos tienen un importante uso terapéutico en el tratamiento sexológico de dificultades como la anorgasmia y el vaginismo.
-Las bolas chinas son claves a la hora de fortalecer el suelo pélvico, prevenir problemas como las pérdidas de orina y mejorar nuestras relaciones sexuales.
-Los juegos sirven para mejorar la comunicación y potenciar el deseo.
-Los masturbadores son de gran ayuda para la eyaculación precoz, la disfunción eréctil o la eyaculación retardada.
RECOMENDACIÓN
Martina González recomienda acudir a lugares especializados, donde sepan asesorarnos sobre el buen uso de este tipo de artículos y cuidar la higiene, especialmente en el caso de los vibradores y dildos, para evitar las infecciones de transmisión sexual.
Reitera que “los juguetes son una ayuda y que por sí solos no resuelven los problemas de pareja” porque la clave está en el conocimiento propio: “Hay tantas formas de vivir la sexualidad como personas. Busca lo que te va bien a ti y no a la vecina o al vecino”, concluye.
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