En la escuela secundaria federal número 3 Emilio Abreu Gómez, en Mérida, Yucatán, han creado un grupo especial llamado “servicio secreto estudiantil”, cuyo objetivo es combatir el bullying.
De acuerdo con Milenio, la idea fue del director de la escuela, Gualberto Enrique Burgos Rosado, y consta de 18 alumnos (nueve mujeres y nueve hombres).
Los jóvenes se infiltran en los grupos y son los informantes. Nadie sabe quiénes son sus identidades, ni los maestros ni los alumnos, sólo el director y la trabajadora social los conocen.
La forma de reclutar a los espías es básica: observan a los estudiantes reservados o “aventajados”, a los que tienen buenas calificaciones y los incentivan a entrar en la cuadrilla.
La responsabilidades de los espías, o “soplones”, como temen que se les considere entre la comunidad estudiantil, es reportan cualquier anormalidad.
El director afirmó: “nos comentan qué pasa, quién grafitea, quiénes son muy agresivos en el salón, quiénes interrumpen constantemente a los maestros”.
“Todos esos reportes los llevamos a Trabajo Social y se efectúan un control. Los niños que tienen incidencia, inmediatamente se llama al padre de familia para tomar las medidas pertinentes”, dijo.
Respecto a la reacción de los padres, expresó que “les explicamos que es parte de la cultura de la denuncia. Un niño que no tiene valores y le vale lo que sucede, es un niño insensible”.
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