Los grandes capos del narcotráfico surgieron en un ambiente económico adverso y de una escasa o nula educación, de las pocas oportunidades para emprender negocios propios y una dosis de criminalidad con tendencia a tener poder.
El artículo “¿Quién se vuelve narco y por qué? El perfil del narcotraficante mexicano”, publicado hace algunos años en la revista mexicana Este País, afirma que el narco no quiere ser empleado, “quiere ser hombre de negocios” y son ambicioso, toman riesgos y disfrutan su autonomía.
Los capos mexicanos antes de tener el poder, fueron agricultores, campesinos, braceros y hasta contrabandistas menores, antes de ser buscados alrededor del mundo. Muchos de ellos provienen de familias numerosas donde comer era un lujo.
Aquí te dejamos a lo que se dedicaban los narcos mexicanos antes de ser capos:
“Chapo” Guzmán: nacido en el corazón del Triángulo de Oro del narco mexicano, en La Tuna, Badariguato, Sinaloa, Joaquín Guzmán ayudaba a su padre a cultivar la amapola. En 1993 cuando fue detenido en Guatemala, afirmó que se dedicaba a la agricultura y sembraba frijol. En 2014, cuando fue arrestado por segunda ocasión, dijo lo mismo, pero ahora también tenía maíz, sorgo y cártamo, y un ingreso mensual de 20 mil pesos.
Miguel Ángel Félix Gallardo: uno de los primeros capos mexicanos. Fue quien repartió por primera vez el país en territorios, según el extinto fundador del semanario Zeta, Jesús Blancornelas. A los 17 años se convirtió en policía judicial y en escolta del entonces gobernador de Sinaloa, Leopoldo Sánchez Celis. Su “padrino” fue Eduardo Fernández, quien lo llevó de la mano en el mundo del trasiego que dominó durante 20 años con una inteligencia que superaba al promedio, a pesar de que sólo cursó hasta tercero de secundaria, detalló Javier Coello Trejo, quien encabezó la lucha contra el narco durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.
Rafael Caro Quintero: Óscar Sánchez Tagle refiere sobre este otro capo legendario, que nació en una familia de escasos recursos y a los 18 años salió de su hogar. Su primer trabajo fue como chofer de un camión. Después, personas le ofrecieron pagarle bien si sembraba en los terrenos de su padre marihuana. Así comenzó en el negocio. Más tarde, el nativo de La Noria, Sinaloa, fundó junto con su compadre Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto, el Cártel de Guadalajara.
Servando Gómez, la Tuta: el gobierno federal ofrece 30 millones de pesos. Es conocido también como el Profe, pues daba clases en la primaria Melchor Ocampo, en Artega, Michoacán. De acuerdo con la ficha técnica que tiene la SEP, primer fue normalista, después agricultor y finalmente traficante de drogas. Fue parte del cuadro de mando de “la Familia” y después de los “Caballeros Templarios”, donde se encarga sobre todo de la planeación de estrategias de comunicación para la agrupación.
Los Arellano Félix: la familia oriunda de Culiacán, Sinaloa, fue a mitad de los ochenta el principal cártel de la droga en México. Tomaron el control de la ciudad fronteriza de Tijuana, después de la repartición de territorio. Ramón y Benjamín eran los más activos de la organización, pero los ocho hermanos, incluidas dos mujeres, participaban en la estructura. Comenzaron a trabajar en la mercería del patriarca de la familia, Benjamín Francisco Arellano Sánchez, donde se vendía de contrabando ropa usada, alcohol y tabaco. Además de contrabandistas, fueron “fayuqueros” . Francisco, Benjamín y Ramón formaron el grupo musical Sonido Escorpio, que amenizaba fiestas.
Carrillo Fuentes: Amado, “el Señor de los Cielos”, destacó por su inteligencia para hacer negocios, traficar en grandes cantidades y sobornar al por mayor a las dependencias de seguridad. Ordeñaba vacas y trabajaba en el campo. Su carrera criminal la comenzó en Guadalajara pesando bolsas de marihuana para su tío “Don Neto”, quien salió de Sinaloa en la década de los setenta tras la “Operación Cóndor”. El Cártel de Juárez “gobernó” con poder y dinero la década de los noventa.
Nazario Moreno, “el Más Loco”: el extinto líder de “la Familia” se convirtió en uno más de los mexicanos que abandonaron Michoacán para trabajar en Estados Unidos en los campos de California. “El Chayo” fue bracero y junto con otros compañeros comenzó a idear la forma de traficar droga, alentado por el consumo que los estadounidenses tenían por la marihuana. De acuerdo con una investigación de Sin Embargo, predicaba la Biblia, luego de buscar ayuda en el ministerio de John Eldredge, un cristiano que le ayudó a escapar de las drogas.
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