0 of 5
¿Sabías que hay personas dispuestas a dar hasta la camiseta con tal de vivir en la colonia Condesa, en la Ciudad de México? Héctor Quiroz Rothe, miembro fundador del Instituto Mexicano de Urbanismo, reveló que existen jóvenes dispuestos a gastar hasta la mitad de su sueldo para cumplir tal deseo.
«Ese tipo de personas, que suelen ser treintañeros, solteros, sin compromisos y sin hijos, deciden erogar 50% de sus ingresos en la renta de un departamento, aunque esto carezca de sentido, porque lo recomendable es destinar a ese rubro la tercera parte del salario como máximo», señaló el especialista.
Lo más contradictorio, evidenció, es que «el estilo de vida que ofrece la Condesa se ha convertido en un producto de lujo que pudiera no estar al alcance de la capacidad económica» de quienes desean instalarse en dicha zona de la capital del país.
Rentas de seis mil a 42 mil pesos
De acuerdo a los precios del mercado, publicados en las sitios electrónicos especializados, la renta de un estudio de 25 a 35 metros cuadrados oscial entre seis y ocho mil pesos, decuerdo a su ubicación, mientras que un departamento de 55 metros cuadrados, con una recámara, un baño, sala-comedor y cocineta, alcanza 22 mil pesos.
Pero si se trata de un espacio de 120 metros cuadrados, tres recamaras, cocina, estancia y dos baños, el costo se eleva hasta 42 mil pesos mensuales; aunque hay precios intermedios de 14 a 17 mil pesos, por ocupar una superficie de 63 a 80 metros cuadrados.
Lo anterior significa que los jóvenes que dediciden vivir en la Condesa deben tener ingresos suficientes para pagar un mínimimo 240 pesos y un promedio máximo de 350 pesos por la renta de cada metro cuadrado que utilizan para vivir.
Compra hasta 5 millones
La inmobiliaria Coldwell Banker informó que la compra de un inmueble en la Condesa está recomendada para personas con poder adquisitivo muy alto, ya que un departamento de 60 metros cuadrados alcanza un valor de 4.5 a cinco millones pesos.
Tales costos, refirió, son significativamente más elevados que en la zonas o colonias aledañas como la colonia Roma, Narvarte o Napoles, donde un inmueble de la misma superficie cuesta entre 1.5 y 3.5 millones de pesos.
Roberto Esses, director general del portal Inmuebles24 explicó que dichos costos son resultado del estatus y la nula disponibilidad de terrenos para construir, lo cual ha elevado hasta 40 mil pesos por metro cuadrado en la Condesa.
Toma fuerza figura del roomie
Frente a dicha realidad, el urbanista Héctor Quiroz Rothe explicó dichos jóvenes adoptaron una estrategia de supervivencia que no existía hace dos décadas; la del «roomie» o compañero de cuarto con quien comparten el departamento y sus gastos.
Señaló que una de las razones que los convence de vivir en esos barrios «de lujo» es el imaginario de ser parte de una zona similar a la proyectada por las series de televisión tipo Friends, catalogado como «un estilo de vida de las clases medias emergentes globalizadas».
“En su discurso, los jóvenes te dicen: ‘yo tengo que vivir aquí para poder desarrollar mi trabajo; aquí es donde están mis clientes, aquí están los lugares en donde yo convivo, en donde me encuentro con mis amigos'», dijo el académico durante una conferencia titulada Ciudad compactada, que organizó el Departamento de Arquitectura de la Universidad Iberoamericana (UIA).
Desplazados por el poder adquisitivo
Quroz Rothe afirmó que los jóvenes que dan todo por vivir en la Condesa son agentes o participantes de un fenómeno conocido como «gentrificación», proceso mediante el cual la población original de un sector o barrio, generalmente céntrico y popular, es progresivamente desplazada por otra de un nivel adquisitivo mayor.
Pero lo más curioso, subrayó, es que ellos mismos son víctimas de esa gentrificación, ya que cuando se casan y nacen sus hijos cambian su residencia a una vivienda unifamiliar en la periferia de la ciudad o Valle de México.
Adultos mayores regresan al centro de la ciudad
El también miembro del Laboratorio Hábitat Social agregó que otra tendencia urbana se registra en nuestro país es el retorno de adultos mayores las áreas céntricas de la capital, porque ahí vuelven a encontrar ciertas comodidades: no tener que usar el coche porque deben recorrer distancias cortas para llegar a los centros de esparcimiento, cines o cafés, donde pueden tener una vida social interesante.
«Es como un ciclo de vida. De niño habitas una vivienda unifamiliar en la periferia; de joven habitas en el centro de la ciudad; cuando tienes familia vuelves a la periferia; y a los 60 ó 70 años regresas a la centralidad.
“Parece ser que ese ciclo está empezando a ser aceptado y asumido, tanto por los urbanistas como por los desarrolladores, es decir, van creando productos estandarizados”, apuntó el especialista.