Aunque la visita del Papa Francisco a la ciudad de México significa una oportunidad de negocio para cientos de comerciantes, jóvenes como Roberto recuerdan en las inmediaciones de la Basílica de Guadalupe que lo importante es compartir.
Estudiante de serigrafía proveniente del estado de México, llegó a la CDMX para recorrer los eventos del máximo pontífice regalando sellos blancos con la imagen del Papa.
Con tan sólo 21 años asegura que no hace falta recibir otra cosa que las «gracias», sin embargo, es rechazado por muchos feligreses que piensan que vende su marca.
«Es lo que sé hacer y con eso es con lo que apoyo», dice el joven mientras se pasea, después de todo el día de seguir al Papa, compartiendo su fe.
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