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Diego Santoy, 10 años del crimen que estremeció a México

Desde el famoso crimen de la calle Aramberri, en abril de 1933, cuando fueron degolladas una madre y su hija, nunca había impactado tanto otro asesinato como el de los niños Peña Coss, cometido  hace una década por Diego Santoy Riveroll.

Aunque se han registrado masacres en Nuevo León como la del Casino Royal y los Ceresos de Topo Chico y Cadereyta, el crimen de Erick Azur, de siete años y de su hermana María Fernanda, de tres, quedó grabado en la historia regiomontana de la nota roja.

La madrugada del 2 de marzo de 2006 Santoy Riveroll  de 21 años, llegó encapuchado, guantes y cinta canelas en los zapatos con pasamontañas  hasta la casa de su ex novia Éricka Peña Coss, entonces de 18 años, en Monte Casino 2909 de la colonia Cumbres Tercer Sector, al poniente de la ciudad.

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Ahí asesinó a los niños, hermanos de su ex novia, estudiante de Contaduría de la UANL y luego hirió con un cuchillo a Éricka en pecho y espalda y la golpeó con un martillo en la cabeza y mano.

A Erick Azur lo mató con el cuchillo y a María Fernanda la estranguló con el cordón de una persiana.

Salvó la vida Azura, una de las hermanas mayores quien en una habitación del tercer piso escuchaba música con audífonos y no se dio cuenta del crimen. Al descubrir los hechos, llamó vía teléfono a Diego para decirle que su hermana Éricka le confesó que él fue el agresor.

Para entonces, Santoy Riveroll que había mantenido en un baño a la empleada doméstica Catalina Bautista y que la había luego llevado en la cajuela del coche de la familia Peña Coss, la dejó en  libertad al saberse descubierto para huir por 4 días al sur del país pero fue detenido en Oaxaca junto con su hermano Mauricio que le había ayudado a escapar y que le llevaría a Guatemala.


Su defensa legal fue Silvia Raquenel Villanueva, polémica abogada, presuntamente relacionada con el narcotráfico, quien sobrevivió a 4 atentados pero luego fue ejecutada en un mercado local en 2009.

El defensor de la familia Peña Coss fue el ahora procurador de Justicia Estatal, Roberto Flores, quien declina comentar sobre los hechos.

El crimen cobró tanta relevancia que las audiencias eran transmitidas por horas en vivo por las televisoras locales.

Éricka y Diego habían sido novios por 2 años y a fines de 2005 terminaron la relación por causas de celos atribuidos al joven.

Tere Coss y su marido Gonzalo Peña,  padres de los pequeños asesinados y de Éricka, de oficio astrólogos se fueron de la ciudad y ésta última se casó en el 2014 en San Miguel de Allende, Guanajuato y también reside en otra entidad.

De este crimen se ha escrito mucho, del de la calle Aramberri, también, hasta un libro se publicó.


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