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Al norte de Monterrey, en el estado de Nuevo León, se ubica uno de los tantos municipios afectados por el narcotráfico. Entre el 2006 y el 2013, Escobedo se convirtió en cuna del cártel del Golfo y su policía local, casi en su mayoría, colaboraba con el grupo criminal que predominaba la zona.
El General en retiro Hermelindo Lara Cruz fue nombrado jefe de la corporación policial en noviembre de 2011 por la entonces presidenta municipal Clara Luz Flores Carrales, comenzando así, una purga a la institución.
En el proceso, el General Lara Cruz y Flores Carrales libraron sendos atentados que les valieron su permanencia, a uno en la corporación policial, convirtiéndose hasta hoy, en el jefe con más tiempo en el cargo, y a Clara Luz Flores, en la primera presidenta municipal reelegida por sus gobernados. Pero no todo parece ser una historia de éxito de este departamento de policía.
Al paso de los años, con una corporación depurada y aparentemente libre de infiltraciones del crimen organizado, la Policía de Escobedo parece sufrir de un flagelo: los uniformados denunciaron que son torturados desde la formación policial.
Policías y ex policías narraron a Publimetro las vejaciones a las que fueron sometidos durante la academia que imparte el municipio desde que Lara Cruz tomó el mando de la corporación para adiestrar a sus guardianes del orden.
Los relatos que aquí se vierten se ubican en la era de cadetes de los uniformados y en algunos casos, la historia se remonta a no hace más de un mes. Como es el caso de «Santiago», el cual ya había trabajado como policía de Escobedo por más de cinco años. Su carrera se vio trunca a consecuencia de problemas familiares pero al paso de unos meses regresó a la misma corporación a pedir nuevamente trabajo. Fue enviado por el General Hermelindo Lara Cruz a cursar nuevamente la academia policial, algo que le sorprendió, cuenta el policía, pero obedeció.
«Santiago»
Gran parte de su vida la ha dedicado a salvaguardar la seguridad de la gente, vivió una de las épocas más difíciles de inseguridad en Nuevo León y cuenta, en muchos momentos, pensó en dejar la fuerza policial pero hasta hoy, se mantiene ahí.
“El momento más crítico lo pasé cuando regresé a la Academia. Un sentimiento de impotencia me quemaba por dentro, vi cómo algunos de mis compañeros eran castigados de manera inhumana cuando se equivocaban. Pensaba yo. ¿El general sabrá cómo es el trato aquí?…Y al poco tiempo me enteré que sí lo sabía”.
“Santiago” narra cómo un grupo de cadetes decidió interponer una queja directamente con el General Lara Cruz, le hicieron un oficio y lo firmaron nueve elementos. Se lo entregaron en sus manos y la historia cambió drásticamente.
«Hay un grupo de mariquitas aquí, a los que les duele mucho el entrenamiento», cuenta “Santiago”, al recordar las palabras que les dijo el militar Feliciano Nicolás, instructor de la Academia de Policía municipal.
«A todos aquellos que fueron a quejarse con mi General, aquí les traigo un mensaje. Ahora, por maricones, les va a tocar doble tanda de tabla», sentenció el instructor.
“Santiago” dice que vio con asombro la manera en que eran tableados sus compañeros hasta llegar en algunos casos, a brotar sangre de sus nalgas. Pero no fue hasta que él cometió un error cuando supo del dolor que provoca ese castigo.
“Habíamos salido mi grupo y yo a una especie de competencias. Cada grupo tiene un nombre, el nombre está escrito en un banderín y todos lo debemos cuidar a capa y espada, como si fuera la bandera de México. En un descuido, a mi se me perdió, y por esa causa, fui el siguiente tableado de esa tarde”.
A consecuencia de esa paliza “Santiago” fue a parar al médico pues sus glúteos se inflamaron y no podía sentarse.
“Me propinaron dos tablazos en las nalgas, fue en el mes de mayo. Pero esos dos tablazos aún me duelen y creo, me dolerán por el resto de mi vida”.
Publimetro ha recogido testimonios de 37 uniformados de la corporación, los cuales, ahora, muestran un grado de temor extraordinario en contra del jefe máximo del departamento de policía de Escobedo. Por eso, no todos han aceptado que su historia se haga pública.
«Carolina»
Los testimonios que narran, han sido contrastados entre ellos y todos muestran un grado de violencia explícita. Los uniformados que aceptaron que su historia sea publicada y decidieron mostrar su cara e identidades, permanecerán en anonimato tras una recomendación ofrecida de manera verbal por personal de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, pues podría estar en riesgo su integridad.
“Carolina”, ex policía de Escobedo, narró cómo fue para ella su paso por la Academia.
“Había una posición que nos ponían de castigo. Le llamaban posición ‘mortero’, se trataba de poner la cabeza en el piso y mantener todo tu cuerpo sosteniéndolo sólo con la cabeza y las manos atrás. Así tenías que durar por horas. Una de esas ocasiones que nos castigaban yo sufrí una lesión en las cervicales. Tardé 15 días en recuperación, pero a ellos no les importó”. La ex policía también narró cómo les provocaban el vómito después de comer.
“Cuando comíamos en el ‘nido’ segundos después de comer nos ordenaban a que nos tiráramos al suelo. Que rodáramos sobre el pavimento caliente de ‘rollito’, de un lado para otro… rodabas tanto hasta que te provocaba el vómito. Hubo a quienes Feliciano Nicolás les ordenó que se tragaran su vómito”, cuanta “Carolina”.
“Ellos nos decían que el entrenamiento era así porque de la Academia debíamos salir con coraje a patrullar la calle y creo que eso esta mal”.
«Mayra»
Otra policía de esta corporación, «Mayra», aseguró que el último mes que pasó en la Academia todos los días, a manera de rutina, fue tableada, dice, su preferencia sexual era el motivo suficiente para recibir castigo.
“Soy lesbiana y creo que por mi apariencia ellos trataban de darme los tablazos con más odio”.
La rutina de tablear a Mayra fue tal, que frente a todos los cadetes desnudaron sus glúteos para molerlos a tablazos.
“Por ser gay, cuando me gradué, a todos mis compañeros los mandaron en unidades, a mi y a mi mejor amiga nos mandaron a las bicis y recuerdo muy bien que ese día él se me acercó y me dijo: ‘no es nada personal’, se rió y se fue».
Mayra se refería a su jefe, el capitán Francisco Martín Coronilla Palacios, quien no paró de imprimir castigo a sus subordinados después de graduados.
Los azotes y vejaciones que reciben los policías nuevoleoneses encuadran en una prohibición establecida en la Constitución Mexicana, la cual reza en el articulo 22 lo siguiente: «Quedan prohibidas las penas de muerte, de mutilación, de infamia, la marca, los azotes, los palos y el tormento de cualquier especie».
Este diario recientemente publicó cómo la Secretaria de Seguridad Pública de Escobedo, en el estado de Nuevo León, ahora es utilizada por el Jefe de la corporación, Hermelindo Lara Cruz, como su compañía particular, pues la agrupación con todos sus activos funciona al servicio de “Fuerza Verde Servicios de Seguridad Privada”, empresa que comprobó esta editorial, es propiedad de Lara Cruz.
El caso de presuntos desvíos municipales presentado en el informe anterior, según la Contraloría Municipal, ya es investigado sin que para ello se le separara, provisional o definitivamente, del cargo al multicitado jefe policial.