Conor McGregor noqueó el sábado a Eddie Álvarez en el segundo asalto para ganar el título de peso ligero de la UFC y convertirse en el primer campeón de dos categorías distintas en la historia de la UFC.
McGregor dominó el combate desde el principio, en la pelea principal del UFC 205 en el Madison Square Garden, y el público que había agotado las entradas celebró cada golpe. McGregor es ahora el actual campeón de pesos ligero y pluma.
La UFC no ha decidido si McGregor podrá defender los dos cinturones. El presidente de la UFC, Dana White, dijo que el púgil podría ser el único de la promoción capaz de gestionar tantas peleas.
McGregor se agachó en la jaula esperando a que sonara la campana para atacar a Álvarez. Fue el claro atacante desde el comienzo y derribó a su rival tres veces en el primer asalto. Álvarez, llegado de Filadelfia, se levantó deprisa las dos primeras veces y sufrió mucho en la tercera. McGregor obligó a Álvarez a pelear con la espalda pegada a la jaula y dominó el resto del asalto.
En el segundo, el vencedor se colocó las manos a la espalda, desafiando y tentando a Álvarez para que lo golpeara. McGregor, el mayor astro de taquilla de la FCC, descargó un golpe de izquierda y acabó con el combate.
Reclamó los dos cinturones y se los colocó al hombro antes de sentarse sobre la jaula.
«He pasado mucho tiempo acabando con todo el mundo en el país», dijo McGregor. «Me gustaría aprovechar la oportunidad y disculparme con absolutamente nadie».
La UFC ofreció un combate en vivo y legal en Nueva York desde que se levantó la prohibición sobre las MMA este año.
La UFC combinó tres peleas para el título que se esperaba marcaran un récord de taquilla de más de 17 millones de dólares en el MSG.
Tyron Woodley derrotó a Stephen Thompson por votación mayoritaria y retuvo su título de peso wélter en una fantástica pelea, y Joanna Jedrejczyk defendió con éxito su título femenino de peso paja con una decisión unánime sobre Karolina Kowalkiewicz.
Pero la noche pertenecía a McGregor.
«¿Qué es lo siguiente para mí?», preguntó el gladiador dentro de la jaula.
La respuesta sencilla: Lo que quiera el irlandés.