A fin de beneficiar a las madres jefas de familia del país, el gobierno federal ha generado diversos tipos de apoyos a nivel nacional, que van desde atención médica, psicológica, jurídica, recreativa y judicial, hasta becas para terminar sus estudios profesionales.
Ejemplo de ello es el Programa de Seguro de Vida para Jefas de Familia, que otorga la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) a mujeres en condición de vulnerabilidad por carencia social o pobreza, y que encabezan sus hogares en las 32 entidades federativas, en caso de fallecer antes de que sus hijos cumplan 24 años.
Desde su implementación en 2013 a la fecha, dicho programa ha registrado más de seis millones 400 mil beneficiarios y busca mitigar la pérdida de condiciones de bienestar que enfrentan los hijos huérfanos en el país.
Asimismo, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, a través del Apoyo a Madres Mexicanas Jefas de Familia para Fortalecer su Desarrollo Profesional, apoya a madres mexicanas jefas de familia a terminar sus estudios de educación técnica y profesional para facilitar su inserción en el mercado laboral, así como su independencia económica.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en la Encuesta Intercensal 2015, las madres solteras son jefas de familia en 84 de cada 100 hogares y sólo la mitad de ellas participa en el sustento doméstico; mientras que las mujeres desempeñan el rol de mayor autoridad en tres de cada 10 hogares con ambos cónyuges.
En tanto, en la Ciudad de México, las madres solteras pueden acceder a apoyos alimentarios, servicios de atención médica, psicológica, jurídica, recreativa y cultural para ellas o sus hijos menores de 15 años.
Mujeres «dominan» como jefas del hogar
El Inegi describe que el jefe de un hogar regularmente está presente en el mismo, es el principal soporte económico y recibe el reconocimiento jerárquico de mayor autoridad de los miembros de la familia en lo que refiere a la toma de decisiones.
Indicó que la posición de la mujer como jefa de hogar genera cambios en la dinámica de la familia y suele darse por viudez o separaciones, además de que esta población presenta mayor vulnerabilidad a sufrir carencias o caer en pobreza.
En la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo 2014, sostuvo que el rol que confiere a las mujeres el cuidado y la crianza de los hijos, no necesariamente se ha modificado a pesar de su incorporación al campo laboral.
Por el contrario, detalló que el tiempo que dedican al trabajo no remunerado en los hogares es de 68 horas promedio a la semana en tareas domésticas y 25 para el cuidado a integrantes de la familia, lo que da lugar a una ampliación de la jornada que dedican al trabajo productivo.
Asimismo, el Inegi detalló que el porcentaje de hogares encabezados por una mujer es mayor en localidades urbanas que en rurales y que la concentración de las mujeres jefas de hogar ocurre en los grupos de mayor edad, en particular, en el grupo de 60 y más años, con 27.2% del total de jefas madres de familia.
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