A unos 30 kilómetros de la ciudad de Iquitos siguiendo la corriente del río Amazonas, en pleno corazón de la selva tropical, se encuentra la Isla de los Monos, un auténtico santuario para primates en donde animales víctimas de tráfico ilegal o malos tratos se recuperan en plena libertad.
Fundado hace ya 20 años en una de las miles de islas que jalonan el majestuoso cauce del río, este proyecto, enteramente privado, se ha convertido en uno de los principales recursos turísticos de la región, en donde los turistas son a la vez espectadores curiosos de la vida de centenares de monos en libertad como el principal sostén económico de la iniciativa.
Solo accesible por lancha y en los momentos en los que la corriente del río lo permite, la Isla de los Monos, de unos 5 kilómetros de largo por 2 de ancho, recibe al visitante con el inconfundible parloteo de los centenares de primates que viven allí y que deambulan e interactúan libremente con los turistas y cuidadores.
Sin miedo, los animales se acercan a los humanos para pedir comida o simplemente para recibir cariño o ser fotografiados con total confianza, en su mayoría plenamente rehabilitados de un pasado de tráfico ilegal y maltrato.
Los primates son liberados en la isla para que vivan libres de jaulas y encierros y en su hábitat natural, con la esperanza de que un día puedan ser devueltos a la selva.
Este proceso, el del regreso a la naturaleza, aún está en pleno desarrollo, ya que persiste el problema de encontrar un lugar seguro en la selva donde queden libres de los peligros como la tala o la caza furtiva que los llevó al centro de rehabilitación en primer lugar.
Además, tampoco parece tan claro que los monos, de hasta siete especies distintas, algunas de ellas en condición de vulnerabilidad ambiental, quieran alejarse mucho de un lugar en donde el alimento está asegurado y son de lejos los reyes absolutos.
Y es que para su comodidad, durante los primeros años de vida de la Isla de los Monos, los responsables se encargaron de plantar árboles frutales en toda la isla, que ahora sirven para alimentar a los animales y complementar las frutas y semillas que los trabajadores del lugar ofrecen libremente, creando un paraíso para los primates.
Entre otras especies, en la isla habitan monos aulladores, monos choros, huapos, titíes, monos araña, pichicos y tocones, así como otros animales como osos perezosos.
La isla es regida por una organización sin fines de lucro que lleva la familia de Gilberto Guerra, su fundador, y gran parte de las labores de cuidado y atención la llevan voluntarios que llegan de todo el mundo a trabajar y vivir entre los monos.