Como estudiante de Ingeniería Física en el Tec de Monterrey, el regiomontano Julián Ríos, afirma que se siente abrumado por el trabajo que implica convertirse en un emprendedor, que lucha contra el cáncer de mama.
Pero como creador, despierta, duerme y sueña pensando en Higia Technologies; la empresa que conformó para dar vida a EVA y democratizar la lucha contra el cáncer de mama.
Julián revela a Publimetro las razones y sentimientos que lo envolvieron cuando su mamá fue diagnosticada con dicha mal; momento en el que prometió hacer algo al respecto.
Eres un joven de 18 años, que apenas inicia la universidad; pero ya estás metido en el mundo de los negocios. ¿Qué significa esto para ti?
—Es una combinación de muchas cosas. Por un lado estoy emocionado y agradecido con el apoyo de las compañías que impulsan el proyecto y la comercialización de EVA; desde el IMSS, hasta AXA Seguros.
Pero también tenemos una responsabilidad enorme, porque la mayoría de los colaboradores de Higia (15 en total) tenemos la responsabilidad de llevar a EVA a todas las mujeres.
Y todo ello, garantizando que el dispositivo —que detecta y mide el riesgo de padecer cáncer de mama— alcance a México y a diferentes países; combinando eficiencia en sus mediciones y seguridad para las mujeres.
¿Cómo enfrentas todo eso?
—Por ejemplo: esta última semana los colaboradores de Higia hemos dormido tres horas en promedio para que todo esto salga bien. Estamos sumamente apasionados con EVA; por lo que no importa el cansancio y la demanda de tiempo.
Aunque debo reconocer que a veces me siento muy abrumado; pero también sé que el mundo del emprendimiento es muy caótico; y que no hay mucho tiempo para dar dos paso atrás y decir: ¡Wow! esto es todo lo que hemos hecho… Te tienes que mover muy rápido.
¿Cómo es que EVA nace dentro de ti?
—Una forma, obviamente, es el momento en que mi mamá enfrentó la incidencia del cáncer de mama; y eso es el detonante principal. Ahí conocí la enfermedad de primera mano; supe cómo se comporta; cómo te afecta a nivel físico y psicológico. Y te das cuenta que el daño emocional es igual de severo que el físico. Desde ahí comienzo a investigar, a preguntar y saber qué es lo que está mal y qué no; pero cada vez que vas a un hospital y estás en las salas de diagnósticos, ves a mujeres… fuertes (confiesa con voz entrecortada).
¿Qué pasó en ese momento?
— Te das cuenta que las mujeres entran con fuerza y salen del hospital sin nada; despojadas de seguridad… Lo único que tienes en esta vida, es tu vida y, al salir de esa sala, ellas terminan con una noticia que las destroza emocionalmente. Ver eso es desgastante y se requiere una mentalidad bastante dura, como para decir: ¡Ok! Es un problema, pero ¿hay algo que puedo hacer?; porque la mayoría se queda en decir es muy duro y sufren mucho. Fue entonces que al ver todo eso lance una promesa: hacer algo para luchar contra el cáncer de mama y me lo tomo muy en serio; por eso hoy está EVA.
¿Cuánto tiempo tomó cumplir esa promesa?
—Me tomó seis o siete años confabular algo como EVA. Pero ha sido un trabajo constante desde su creación; diciéndole la idea a cientos de personas para que nos dijeran cómo hacerlo mejor. Así transcurrió el tiempo, hasta llegar al equipo de 15 personas que hoy está detrás de EVA. Con esto te quiero decir que las buenas ideas nacen a partir de empatía y experiencias personales; no nacen de sentarse en un escritorio y decir “hoy quiero emprender” y —hoy— voy a tener una idea de negocios.
Sabemos que EVA son copas que ayudan a prevenir y medir los riesgos de sufrir cáncer de mama, ¿pero para ti qué es EVA?
—EVA es el futuro de la medicina. Estamos en una transición, donde el médico es el único que tiene la palabra y las mujeres de menor estatus económico tienen mínimo acceso estudios y servicios para ser diagnosticadas. Mientras que las de mayor poder adquisitivo tienen más herramientas para poder hacerlo. Entonces, con EVA ha llegado el momento en que se está democratizando el sistema de salud.
¿Alguna vez sentiste que era momento de dejar el proyecto o que ya no valía más esfuerzo?
—Dejarlo, no; eso jamás. Valer esfuerzo, tampoco. Pero hace unos años, no teníamos dinero y no teníamos aliados estratégicos; sólo contábamos con una idea. Y estábamos dispuestos a vendérselo a una cadena de hospitales de una universidad, que no vamos a mencionar. Y no nos aceptaron. Nos dijeron: ¡No!, están locos; no nos gusta lo que hacen y no confiamos en ello. Ese fue uno de los momentos más difíciles y desistir no era opción; pero ahora que lo analizamos a través del tiempo, sabemos que éste fue uno de los instantes más críticos en el desarrollo de EVA.
¿Qué sigue después de EVA?
—Hay un éxito final para EVA y hay uno más para Higia. Para EVA es un EVA por cada mujer, por cada casa; en todas partes del mundo. Y para la empresa, el futuro está en usar nuevas herramientas para atacar otras enfermedades. Tenemos a Aquiles que es para prevención de amputaciones por pie diabético. Tenemos a Adán que es para prevención de cáncer testicular. Pero ahorita nos tenemos que concentrar en un producto, no nos podemos arrancar con tres y terminar haciendo nada. Entonces EVA es nuestra prioridad y una vez que el proyecto sea autosuficiente, iniciaremos con esos dos proyectos que te revelé… ¡Y ese es el futuro!
“Hace unos años, no teníamos dinero, no teníamos aliados estratégicos; nada más teníamos una idea. Y estábamos por vender 10% de la compañía por 20 mil pesos; que no es nada comparado con el 10% de lo que hemos construido”, afirma Julián Ríos
Dato
120 dólares es el costo del dispositivo EVA, puede ser adquirido por medio de seguros o instituciones gubernamentales; y tiene la posibilidad de llegar a las manos de todas las mujeres.