Este mes, un grupo de arqueólogos comenzarán a excavar un túnel secreto que podría llevar al «Árbol de la Vida», el cual se presuntamente se ubica en la parte subterránea de la pirámide de Kukulkán en Chichén Itzá, uno de los principales sitios arqueológicos de la península de Yucatán.
El pasado 10 de enero, especialistas del proyecto Gran Acuífero Maya (GAM) logró conectar dos de los sistemas de cuevas inundadas más grandes del mundo, conocidos como Sac Actun y Dos Ojos en Tulum, Quintana Roo.
“Este es un esfuerzo de más 20 años, de recorrer cientos de kilómetros de cuevas sumergidas en Quintana Roo principalmente, de los cuales dediqué 14 años a explorar este monstruoso Sistema Sac Actun; ahora el trabajo de todos es conservarlo”, indicó el director de exploración del proyecto, Robert Schmittner
En noviembre pasado, un grupo de arqueólogos exploró dos corredores subterráneos que empezaban en una pirámide más pequeña de Chichén Itzá, conocida como El Osario, y esperaban que éstos llegaran debajo de El Castillo; sin embargo, descubrieron que los mayas los habían sellado intencionalmente con montones de piedras.
El arqueólogo subacuático que lidera el equipo del GAM, Guillermo de Anda, indicó que posiblemente el cenote bajo El Castillo podría representar una quinta dirección: el «axis mundi» o «centro del mundo», que los mayas describieron como un enorme árbol, conocido como “El Árbol de la Vida”.
“Para los mayas, los cenotes eran la entrada al inframundo”, explicó el especialista, quien puntualizó que los sumideros de agua representan la única fuente de agua dulce en Yucatán, por lo que sin ellos la civilización Maya no habría podido sobrevivir. Además, estas cavernas profundas eran una parte clave de la cosmología de los mayas.
“La (cultura) maya concebía que el cosmos tenía tres capas básicas: cielos, tierra y mundo subterráneo” (…) El inframundo era muy importante, se consideraba el origen de la vida y si los mayas no mantenían un buen equilibrio entre esta capa del universo y la suya propia, eso podía significar sequía, hambre o enfermedad”, añadió.
Chichén Itzá tiene cuatro cenotes visibles, pero hace dos años, el científico mexicano René Chávez Segura determinó que existe uno más escondido debajo de El Castillo, un templo para su dios Kukulcán.
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