Independientemente de cualquier sonido que se le ponga a la alerta sísmica, en el momento en que identifiquemos que nos avisa de un temblor vamos a entrar en una situación de alarma, tensión o estrés, afirmó Raúl Valenzuela Wong, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM.
“Lo que nos está avisando (la alerta sísmica), independientemente de cual sea el sonido, es de un evento que consideramos potencialmente peligroso, potencialmente riesgoso”, señaló el especialista del departamento de sismología.
En entrevista con Notimex, consideró que en un momento dado podría cambiarse el sonido que actualmente tiene este sistema, aunque insistió en que esto no alteraría la función para la cual fue creada: avisar de la inminencia de un sismo.
Cada que se detecta un sismo de gran magnitud dos palabras que se repiten en varias ocasiones salen de este sistema: “alerta sísmica, alerta sísmica”; después de este sonido la tierra empieza a temblar y el pánico vuelve e invadir a los ciudadanos.
El Sistema de Alerta Símica Mexicano (SASMEX) es una red de sensores que al detectar un sismo fuerte emite una señal que utiliza ondas de radio, para alertar a las ciudades que tienen esta cobertura.
El tiempo en que se alerta a la población es variable, depende de la ubicación del sismo; pueden ser varios segundos o sonar casi al mismo tiempo en que ocurre el temblor, como sucedió en septiembre pasado.
La alerta sísmica en México es manejada por el Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (CIRES) y está integrado por una red de 97 sensores que al detectar un sismo fuerte emite una señal que utiliza ondas de radio.
Esta plataforma integrada por los sistemas de Alerta Sísmica de las ciudades de México y Oaxaca abarca la zona sísmica del Pacífico en los estados de Jalisco, Colima, Guerrero, Michoacán, Oaxaca y Puebla.
La importancia de contar con una alerta sísmica radica en que México se encuentra en una de las regiones sísmicamente más activas del mundo.
La alta sismicidad se debe principalmente a la interacción entre las placas de Norteamérica, de Cocos, del Pacífico, de Rivera y la del Caribe, así como a fallas locales que corren a lo largo de varios estados.
Los estados con mayor sismicidad son Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Michoacán, Colima y Jalisco, debido a la interacción de las placas oceánicas de Cocos y Rivera que subducen con las de Norteamérica y del Caribe sobre la costa del Pacífico.
Esta interacción de las placas también los estados de Veracruz, Tlaxcala, Morelos, Puebla, Nuevo León, Sonora, Baja California, Baja California Sur y la Ciudad de México.
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