El sistema de pensiones en México entrará en fase de crisis en 2025, cuando llegue la primera generación de mexicanos que se jubilarán bajo el esquema de Aforres.
Ello, debido a dichos trabajadores recibirán pensiones insuficientes de 26% de su último salario; equivalentes a 260 pesos mensuales, por cada mil pesos del ingreso cobrado antes de su retiro laboral.
Y, si el próximo gobierno y el nuevo Congreso no instrumentan un nuevo sistema de pensiones; acompañado de reformas en materia hacendaria, laboral y salud, México tendrá 10 millones de adultos mayores en pobreza para 2050.
Éstas son las conclusiones principales de una decena de organizaciones y colegios de especialistas, liderados por la Asociación Mexicana de Afores (Amafore); quienes hicieron llamado a implementar en el país una nueva política transversal e integral de desarrollo y envejecimiento.
Carlos Noriega Curtis, presidente ejecutivo de la Amafore, señaló que el diagnóstico es muy claro: en 2050 habrá 24.3 millones de adultos mayores; de los cuales 6.3 millones deberán sobrevivir sin una pensión.
“Diez millones vivirán en pobreza; 15.3 millones padecerán enfermedades cónico-degenerativas; y 5.5 millones serán pobres y enfermos crónicos; y poco más de la mitad (57%) contará con una vivienda propia, como su único matrimonio”, apuntó.
Pensiones en fase de crisis
Enrique Díaz Infante, director del Programa del Sector Financiero y Seguridad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, alertó que el sistema nacional de pensiones entrará en fase de crisis en 2025.
Lo anterior, apuntó, ocurrirá justo con la llegada de los primeros trabajadores pensionados a través del sistema de las Afores; que recibirán pensiones promedio de 26% del último salario cobrado. Lo cual desatará la pobreza entre los afectados y la inconformidad social.
Explicó que, aún cuando es difícil calcular con exactitud cuántos años aguantaría México sin una reforma pensionaria, que eleve la edad de retiro y el monto de las cuotas obligatoria de ahorro; es claro que el país desperdició las últimas dos décadas y no ha hecho nada para evitar la crisis.
“Hay datos muy concretos: México gasta 3.5% del Producto Interno Bruto (PIB) para cubrir las pensiones de los trabajadores que hoy están retirados; pero en 2025 dicha cifra subirá a 4.5%.
“Sin contar que el pasivo total –o dinero que requiere el país para garantizar el pago de las pensiones– se estima en 120% del PIB”, puntualizó el especialista.
Renta petrolera para pensiones
Durante el mismo evento, Manuel Molano, director general adjunto del Instituto Mexicano de la Competitividad (Imco), propuso utilizar una parte de la renta petrolera para las pensiones; aunque ello requiere un reforma hacendaria.
“Qué pasaría si le diéramos una repensadita al Fondo Mexicano del Petróleo; y un poquito de la renta petrolera se destinara a los problemas de envejecimiento, de salud y de pensiones. Incluso se podría aplicar un depósito directo del Fondo Mexicano del Petróleo a todas las Afores existentes.
“La cubetada de agua no nos ha llegado, porque la gente se está jubilando con el sistema anterior, con pensiones de 65% o 70% del ultimo salario que otorga el sistema anterior. Pero con el sistema de las Afores, los trabajadores que empezaron a cotizar a partir de 1997, apenas obtendrán una cuarta parte”, dijo.
Politica de desarrollo y envejecimiento
Ante el panorama descrito, las instituciones que participaron en la iniciativa presentada por la Amafore lanzaron un llamado a la próxima administración federal, a fin de implementar una Política Pública Transversal de Envejecimiento y Desarrollo.
El presidente de la Amafore, Carlos Noriega, explicó que dicha política debe promover la no discriminación de los adultos mayores y su integración al mercado laboral; desde una perspectiva macroeconómica, donde los pagos estén garantizados por las finanzas públicas.
“Es un llamado para la próxima administración; por ello buscaremos un acercamiento con el presidente electo”; porque atender este problema requiere de una visión integral que considere una política fiscal, laboral, de salud y de pensiones”, apuntó.
Explicó que la nueva política de desarrollo y envejecimiento debe considerar seis ejes básicos:
- Cumplimiento irrestricto dude los derechos de las personas mayores y el respeto a su dignidad.
- Adecuar las finanzas públicas para dar seguridad a las asignaciones presupuestales que atiendan a dicho sector; particularmente en materia de salud y pensiones.
- Garantizar la organización y funcionamiento de los sistemas de salud públicos y privados; donde se reconozca los nuevos perfiles epidemiológicos de los adultos mayores.
- Fortalecer el sistema de pensiones para asegurar la cobertura universal; para lo cual se requiere fomentar la planeación financiera de retiro. Además de dar incentivos a la formalización del empleo; y reconocer la dinámica de los trabajadores independientes.
- Promover la inclusión social y efectiva de los adultos mayores; mediante el diseño de ciudades amigables, educación, cultura y deporte.
- Desarrollar una cultura de envejecimiento; a través de programas de educación y comunicación entorno al concepto de envejecimiento digno y con calidad de vida.