La operación de los cárteles de la droga se recrudeció en la Ciudad de México. Ahora, en la disputa por el control de la plaza, los integrantes de estos grupos criminales buscan engrosar las filas de sus organizaciones mediante un nuevo proceso: con sangrientos rituales de iniciación.
Esta práctica ha cobrado la vida de, al menos, 50 personas en los últimos tres años –2015, 2016 y 2017– principalmente en la zona sur-oriente de la capital del país.
De acuerdo con reportes de la Procuraduría General de Justicia (PGJ-CDMX) obtenidos por Publimetro vía transparencia, alrededor de 50% de estas muertes se registraron en zonas como Los Dinamos, en la delegación Magdalena Contreras, así como en partes boscosas de Xochimilco, Milpa Alta y Tláhuac.
Mientras que el resto se suscitaron en colonias, parajes, ríos, presas e incluso terrenos baldíos de dichas demarcaciones. De estos asesinatos se responsabiliza directamente al Cártel de Tláhuac, los Caballeros Templarios, así como cédulas de la Familia Michoacana y del Cártel Jalisco Nueva Generación, ya que las autoridades locales han confirmado su presencia en la ciudad.
A ellos se le señala de penetrar en varias zonas en busca de asentar su negocio de las drogas, además de ocasionar una ola de violencia generalizada en prácticamente toda la Ciudad de México y realizar una serie de asesinatos.
El ex delegado de Magdalena Contreras, Fernando Mercado Guaida, alertó al inicio de su gestión –en 2015– prácticas como la santería y ritos religiosos en las zonas altas de los Dinamos, aunque dijo desconocer si esto se relaciona directamente con el modus operandi de los cárteles de la droga.
“Son prácticas religiosas que se hacen desde hace tiempo, nosotros como autoridad buscamos erradicar este tipo de acciones, pero es casi imposible”, declaró en entrevista con esta casa editorial.
Desmembrar y torturar
De acuerdo con las indagatorias e informes de las autoridades capitalinas, se detectaron en los lugares de los asesinatos artículos de santería, símbolos religiosos, armas de varios calibres e incluso narcomantas de iniciación.
Todas estas ceremonias se dieron con un solo objetivo: poner a prueba a los candidatos que buscan integrarse a las filas de los cárteles de la droga y descubrir debilidades, miramientos o las consideraciones que podrían impedir al aspirante realizar su función como futuro sicario.
Entre las exigencias, según informes de la dependencia local, los aspirantes a enrolarse en el grupo deben desmembrar los cuerpos de sus adversarios para demostrar su valía. Pero también son sometidos a pruebas físicas muy demandantes, además de ofrecer cualquier tipo de sacrificios y actos de tortura.
ANÁLISIS
Ángel Armando
Rodríguez Luna Coordinador de programas y proyectos del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia, A.C (Casede)
¿Estamos ante una nueva forma de violencia en la Ciudad de México?
— Son distintos tipos de violencia, una expresión más de esto; estas prácticas fueron adoptadas principalmente por los Zetas y la Familia Michoacana.
Lo que estamos viviendo es una disputa territorial no solamente de los grupos criminales, sino del respaldo que puedan tener en otras entidades del país.
¿Crees que este tipo de acciones se deba a que busquen ‘calentar‘ la plaza’?
— Yo creo que aquí lo que se viene a reflejar es que participan cárteles trasnacionales quienes vienen a generar nuevas violencias, y que además, buscan establecer nuevos puntos para almacenar droga en la Ciudad de México.
Seguramente surgirán nuevas zonas de resguardo. Se va a reconfigurar el mapa de violencia de la ciudad, por lo que las autoridades locales tendrán que crear mecanismos de coordinación para cerrar el paso a este tipo de violencia.
¿Cuáles son los tipos de iniciación más comunes entre las organizaciones criminales?
— Los Zetas –tipo génesis militar– utilizan algunos rituales que se relacionan con tener resistencia a la tortura, reflejar que no tienes temor a quitarle la vida a una persona, incorporar el desmembramiento.
Todo esto no necesariamente es para ingresar sino para escalar posiciones, algunas de estas prácticas también fueron adoptadas principalmente por la Familia Michoacana, que siguen una lógica de violencia.
