Ahorrar es un hábito para 44% de los mexicanos, aunque la mayoría guarda su dinero bajo el colchón, alcancías y tandas; o bien, deja una parte en la cuenta de débito donde le depositan su quincena.
De a cuerdo a la última Encuesta Nacional de Inclusión Financiera, sólo 15% de los adultos del país ahorra a través de una cuenta bancaria, Afore, cajas registradas, seguros o algún otro mecanismo formal.
Y, entre estos últimos, existen cinco tipos de ahorradores, quienes –según su percepción del dinero– son considerados como “ahorroadictos”; término que identifica a las personas que fácilmente pasan de ser ahorradores clásicos a la categoría de tacaños, reveló Fintonic, una app especializada en finanzas personales.
Explicó que un estudio realizado por George Loewenstein, profesor de Economía y Psicología en la universidad de Carnegie Mellon, Pittsburgh, arrojó que “independientemente de lo costoso que puede resultar ahorrar, hay individuos a los que le resulta doloroso gastar el dinero guardado”.
Incluso, apuntó, existen ahorradores que –en casos muy extremos– se niegan a usar su dinero para cubrir las necesidades más básicas y necesarias de su hogar; lo que los convierte en “ahorroadictos”.
• Ahorro en cifras
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Ahorrar o ser tacaños
Para definir si los mexicanos son ahorroadictos, ahorradores o tacaños, dicha app explicó que los estudios del profesor George Loewenstein y Fintonic identifican los siguientes perfiles:
1. El tacaño. Filosofía financiera: “Me duele gastar el dinero”.
A este grupo pertenece las personas que sienten “dolor” o “disgusto” ante la idea de gastar dinero. La sola idea de socializar le atemoriza por hecho de desembolsar alguna cantidad; muchos dejan de asistir a eventos con amigos por miedo a gastar un solo peso. O, lo que es peor, llegan ¡cenados de casa! La adicción a ahorrar los lleva a privarse de artículos de primera necesidad.
2. El Austero. Filosofía financiera: “Ahorrar dinero me trae alegría”.
Al contrario de los tacaños, los austeros sienten que alegría no está ligada a los bienes materiales, sino a la sensación de estabilidad que les da ahorrar el máximo dinero; sin la necesidad de depender de conductas consumistas. Los integrantes de este grupo se frustran al tener que comprar regalos en Navidad.
3. Los acaparadores. Filosofía financiera: “Cuanto más compre, más puedo ahorrar”.
Con el aumento de precios de los productos, es recomendable recurrir a las ofertas de 2×1, pero exagerar en dicha forma de comprar se vuelve adictiva; y, a veces, cuesta reconocerlo. Los síntomas más reveladores son el consumo excesivo; que te obliga a comerte todo el cereal antes de que caduque. O, bien, acumular tantas cosas que comienzan a invadir el espacio vital, si detectas alguno de estos comportamientos puede que haya un problema.
4. Los cuponeros extremos. Filosofía financiera: “Me gusta hacer más con menos”.
Los cupones de descuento han revolucionado el consumo en los últimos años; y ha provocado la aparición de otro tipo de adictos al ahorro: «los cuponeros extremos”. Ellos experimentan dilemas similares a los acaparadores. Algunos justifican una compra sólo porque el artículo está de promoción o con algún descuento. Ellos acumulan y acumulan cosas! ¡Cuidado con los infomerciales o las baratas on-line!
5. Ahorrador sin prescindir de mis caprichos. Filosofía financiera: “Ahorro para mi futuro, el de los míos y para darme gusto de vez en cuando”.
Si no te queda el saco de los anteriores perfiles obsesivos y crees que ahorras de forma tranquila y sana, seguramente encajas en el perfil de ahorrador Fintonic; aquel que evita gastos superfluos, sabe en qué se le va el dinero y es organizado. No permite que los gastos hormiga se coman sus ahorros, pero sin dejar de darse algunos lujos.