Parte de la caravana migrante que ha recorrido el país desde hace una semana ya se encuentra en la Ciudad de México; quienes la conforman están cansados, adoloridos o con enfermedades, pero llenos de esperanza y con la mira puesta en un solo objetivo: cumplir el sueño americano.
El gobierno capitalino habilitó el Estadio Jesús Martínez “Palillo” de la Magdalena Mixhuca como albergue para recibir a los centroamericanos que decidieron abandonar sus hogares y familia para tener una mejor calidad de vida.
La presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, Nasheli Ramírez, comentó que la mañana de este domingo recibieron 477 personas (70% hombres, 30% mujeres y 17 niños), cifra que creció rápidamente durante todo el día.
“Se calcula que en el transcurso del día de hoy otro contingente de alrededor de mil personas que viene del estado de Puebla llegue a la ciudad. Vienen por sus medios y estamos esperando para recibirlos. Eso quiere decir queeste lunes estaremos amaneciendo con alrededor de mil 500 personas. Las acciones humanitarias que haremos son proveerles de salud, alimentación, cobijo y seguridad”, sostuvo.
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Indicó que para el martes o miércoles llegará el principal contingente de la caravana migrante que se encuentra en Córdoba, Veracruz. Son alrededor de tres mil personas más, principalmente mujeres y niños.
En tanto, el secretario de Gobierno, Guillermo Orozco, comentó que el albergue instalado en la Magdalena Mixhuca tiene capacidad para recibir a cinco mil personas, y que no están escatimando en gastos para atender a los centroamericanos.
Historias rumbos al sueño americano
Durante un recorrido, Publimetro se encontró con algunas historias de vida de estos migrantes centroamericanos. Por ejemplo, Eder Misael, transexual proveniente de El Salvador, explicó que en su país existe mucha discriminación y violencia, por lo que decidió salir y buscar un mejor futuro. Confió que en Estados Unidos se hagan valer sus derechos y pueda vivir en paz y tranquilo, aunque descartó quedarse en México y empezar a trabajar.
“En Estados Unidos no se ve mucha violencia como en El Salvador. En El Salvador un policía me golpeó mucho por ser lo que soy y me detuvo. Además hay muchos maras que querían obligarme a pasar droga a los penales. No puedo tener o buscar un trabajo digno por lo que soy, por eso decidí salir de mi país”, explicó.
Precisó que en caso de no alcanzar el sueño americano, regresaría a Chiapas y se quedaría a trabajar, pero difícilmente volvería a su país.
En este sentido, Mauricio Mancilla, de origen hondureño, señaló que la falta de empleo lo orilló a abandonar San Pedro Sula y aventurarse en la caravana migrante. Cuenta con 33 años y lamentó que en su país ya no existan oportunidades para gente de su edad.
“Como que se ha vuelto una ley en Honduras que si son mayores de 30 años ya no consigues trabajo. También la gasolina está arriba, el pasaje, y la canasta básica está muy cara. Imagínate uno gana 130 lempiras al día (107 pesos) y esto sólo te alcanza para un tiempo de comida, no alcanza”, expuso.
Con la bandera de su país en las manos, indicó que viaja con su hijo de seis años en la caravana migrante, y que su objetivo es trabajar, construir una casa y regresar a su país.
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El mismo sueño
Este mismo sueño lo tiene Salomón Arias de 20 años, quien también proviene de Honduras, y quiere llegar a Estados Unidos para trabajar y construir una casa.
“Decidí venir por pobreza, no hay trabajo en Honduras y el Presidente de allá no quiere darnos trabajo. Trabajaba dos o tres días a la semana y descansaba cuatro… lo que ganaba sólo me alcanzaba para frijolitos y arroz”, recuerda con nostalgia mientras observa un partido de fútbol que se desarrollaba en una cancha sintética aledaña al Estadio Jesús Martínez “Palillo”.
Rosa María viaja con sus cuatro hijos en la caravana migrante, el menor cuenta con apenas cuatro meses. La mujer confiesa que no importa el peligroso o riesgoso del camino, pues lo más importante es darle un buen futuro a sus hijos.
Los menores van a una mesa del DIF para poder colorear y olvidar un poco el tortuoso camino que han tenido y el que falta, pues sólo estarán unos días en la Ciudad de México y luego retomarán su camino al norte.
Los cuatro entrevistados coinciden en algo: la solidaridad de los mexicanos es única y se sienten agradecidos por el apoyo recibido hasta ahora.
Los migrantes cuentan con un gafete en el que se les señala cuáles son sus derechos al estar en territorio mexicano. Algunas de estas garantías son libre tránsito y seguridad durante sus traslados. la mayor parte de los centroamericanos llevan 20 días de recorrido desde su país de origen.
Servicios que ofrece el albergue
- Servicio médico
- Desayuno, comida y cena
- Acompañamiento jurídico
- Atención psicológica
- Juegos didácticos para niños
- Ropa y cobijas
- Sanitarios móviles