Durante casi tres semanas, entre junio y julio, el destino de 12 jóvenes futbolistas y su entrenador tuvieron al mundo en vilo.
Los menores, de entre 11 y 16 años, quedaron atrapados en el complejo de cuevas Tham Luang en Chiang Rai, norte de Tailandia, el 23 de junio, junto a su joven entrenador, cuando el nivel de agua subió súbitamente debido a las abundantes lluvias.
Estuvieron 17 días bajo tierra y, en lo que muchos consideraron como un "milagro", todos pudieron salir con vida gracias a una compleja operación de rescate en la que participó un equipo internacional de buzos.
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Ahora, cinco meses después del espectacular rescate, ese lugar es uno de los más visitados en el norte de Tailandia.
Atrae a multitudes
La operación masiva de drenaje para bajar los niveles de agua dentro de la cueva arrastró millones de litros por los campos de frutas y hortalizas de los alrededores, dejándolos inservibles durante un tiempo.
Uno de ellos era utilizado por Archawin Mopoaku -miembro de la etnia Akha, una de las varias minorías que viven en el área- para cultivar piñas. Pero él no se quejó. En cambio, dejó la agricultura por un tiempo y se ofreció como voluntario, cortando bambú para ayudar al ejército a llevar suministros hasta la entrada de la cueva.
Hoy ese campo sigue sin cultivar. Y junto a él, en la carretera sin pavimentar que sube a las cuevas, vende naranjas de su huerto a los turistas, algo con lo que dice estar haciendo mucho más dinero que con sus piñas.