La economía mexicana apenas crecerá un promedio de 2.6% durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador; debido al aumento de los riesgos internos y externos que limitan la actividad productiva del país, alertó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
Confirmó que las previsiones más recientes anticipan que la expansión del Producto Interno Bruto (PIB) quedará abajo de 2% en 2019; lo cual significa el incumplimiento de las metas del nuevo gobierno, que asegura que el desarrollo nacional superará dicha cifra.
Refirió que, de acuerdo a los Criterios Generales de Política Económica 2019, el pronóstico de crecimiento del país “puntual y oficial” es de 2% del PIB para este año; el cual irá mejorando paulatinamente.
«Entre 5% a 6% debe crecer la economía de México para impulsar el desarrollo y generar un millón de empleos anuales», señaló Abraham Vergara, especialista de la IBERO.
Sin embargo, apuntó el CEESP, las estimaciones más recientes, anticipan que será hasta el final del sexenio cuando la economía mexicana “lograre un máximo de 2.8%; lo que daría un crecimiento promedio del sexenio –actual– de 2.6%”.
Dicha cifra, apuntó, quedaría sólo una décima por arriba del sexenio previo –encabezado por Enrique Peña Nieto–; y en un nivel similar ala medida registrada por el PIB mexicano durante los últimos 25 años.
«Entre 5% a 6% debe crecer la economía de México para impulsar el desarrollo y generar un millón de empleos anuales», señaló Abraham Vergara, especialista de la IBERO.
Economía y cifras en deterioro
A través de su reporte semanal, Análisis Económico Ejecutivo, el máximo órgano de investigación de sector privado refirió las cifras más recientes muestran que las perspectivas de la economía mexicana comenzaron a deteriorarse.
Primero, recordó, fue la corrección aplicada por Bank of America Merrill Lynch; institución que –a mitad de enero– redujo su pronóstico de crecimiento de nuestro país de 2% a 1% del PIB para este año.
Esto último, apuntó el CEESP, fue calificado por el gobierno de López Obrador “de poco serio; afirmando que en 2019 la economía mexicana crecería el doble, es decir 2% del PIB”.
Después, el Fondo Monetario Internacional (FMI) bajó su pronóstico para México, de 2.5% a 2.1%; lo cual –nuevamente– fue cuestionado por las autoridades, al señalar que esa previsión fallará, puesto que su información apunta hacia un crecimiento “sorpresivo” para 2019.
“Pareciera que las autoridades no tienen un escenario claro de la coyuntura y de los efectos que ésta pueda generar. Ya mencionamos que el crecimiento de México depende de factores externos e internos, y que en función de cómo evolucionen, las expectativas se irán ajustando al alza o la baja”.
Riesgos externos
El Centro de Estudios Económicos de Sector Privado advirtió que “la coyuntura indica que los riesgos siguen aumentando, tanto en el exterior, como al interior de nuestro país.
Indicó que en Foro de Davos 2019, hay coincidencia en que se observa un deterioro de los mercados financieros internacionales como consecuencia del entorno mundial.
- Destacó que entre los factores externos más preocupantes se encuentran:
- La falta de acuerdos e impacto económico del Brexit o salida de Reino Unido de la Unión Europea.
- Una desaceleración mayor a la esperada de la economía de China.
- La política monetaria a seguir en Europa y Estados Unidos, a través de nuevas alzas en sus tasas de interés; lo que –sin duda– incide en la evolución de la economía de México, a través de la cautela que pueden tomar los inversionistas.
Riesgos internos
El CEESP evidenció que al interior del país también se aprecia un aumento de los riesgos:
- La cancelación del NAIM en Texcoco; los proyectos sin estudios completos de rentabilidad económica y social como el Tren Maya; la desconfianza en las políticas del gobierno federal y el freno a la reforma petrolera.
- Los resultados de la estrategia oficial contra el huachicol, que han propiciado una importante escasez del combustible en diversos estados.
- El impacto a la actividad productiva por el desabasto de hidrocarburos; y las presiones presupuestales generadas por el traslado del gasolina y diésel en autotanques; cuyo costo es 14 veces mayor que la distribución de ductos.
- Además del costo presupuestario que implica la compra de 670 camiones más para agilizar la distribución de combustibles y cumplir con el abasto necesario, mientras dura el cierre de ductos para combatir el huachicol.
“Es claro que el balance de riesgos se ha deteriorado. Si bien esto no significa que dejarán de fluir capitales, se puede esperar una mayor cautela. Y esto implica que las inversiones pueden ser menores; limitando la actividad productiva y la generación de empleo”, concluyó el CEESP.