Insurgentes vinculados a los ataques suicidas del Domingo de Pascua abrieron fuego y provocaron explosiones el sábado durante un cateo de las fuerzas de seguridad de Sri Lanka en una vivienda en el este del país, dejando un macabro hallazgo: 15 cuerpos, incluyendo los de seis niños.
La balacera, que comenzó el viernes en la noche, y la masacre posterior se produjeron en medio de un temor generalizado a nuevos ataques. Las autoridades, por su parte, buscan a extremistas con explosivos que se creen siguen prófugos luego de los atentados coordinados en iglesias y hoteles de lujo que causaron más de 250 muertos hace una semana.
Los allanamientos y los toques de queda impuestos por la policía cerraron áreas del este de Sri Lanka y líderes de la Iglesia católica cancelaron las misas dominicales por tiempo indefinido. Las autoridades también exhortaron a los musulmanes a permanecer en casa para sus oraciones en un llamado extraordinario del clero para restringir el culto
El tiroteo comenzó cuando la policía alertó a los soldados sobre la existencia de una supuesta casa segura cerca de la localidad de Sammanthurai, donde los extremistas realizaron tres explosiones y abrieron fuego, señalaron las autoridades.
Algunos de los fallecidos podrían ser insurgentes que se inmolaron en atentados suicidas, explicó el vocero de la policía, Ruwan Gunasekara. Antes, el ejército reportó que al menos un civil perdió la vida en el ataque.
Una mujer y una niña sobrevivieron a la explosión en la presunta vivienda segura, pero presentaban heridas graves y estaban siendo atendidas en un hospital, agregó Gunasekara.
El terror se apodera de Sri Lanka
Imágenes tomadas por The Associated Press mostraron restos carbonizados de un niño y el cuerpo de otro vestido con una camiseta verde con las palabras «good boy» escritas en la espalda. Los cadáveres de un hombre y una mujer adultos aparecieron tras las explosiones con la ropa quemada.
Las fuerzas de seguridad recuperaron explosivos, detonadores, “equipos suicidas”, uniformes militares y banderas del grupo extremista Estado Islámico en las redadas, que siguen en marcha, apuntó el ejército.
Además, agentes que actuaron en base a información de funcionarios de inteligencia hallaron 150 palillos de gelatina explosiva y 100 mil esferas de metal pequeñas, así como una camioneta y ropa que se sospecha fue utilizada por los implicados en la cadena de ataques del domingo, añadió Gunasekara. Normalmente, los chalecos suicidas están llenos de ese tipo de esferas para incrementar la metralla en la explosión, lo que los hace aún más letales.
Líderes religiosos piden permanecer en casa
El temor a nuevos ataques aumentó la seguridad en iglesias, santuarios, templos y mezquitas en este país multiétnico de 21 millones de habitantes ubicado frente a la costa sur de India.
Las autoridades eclesiásticas tuvieron acceso a un documento de seguridad filtrado en el que se señalaban iglesias católicas y de otras corrientes como blancos importantes, dijo el viernes el cardenal Malcolm Ranjith, arzobispo de Colombo, a periodistas. El sacerdote pidió a los fieles de todo el país que se queden en casa por su propia seguridad.
“No queremos que esto se repita”, afirmó Ranjith.
Este fue un pedido extraordinario en un clérigo católico, ya que las iglesias suelen ser un refugio. Giovanni Maria Vian, historiador eclesiástico y director emérito del periódico del Vaticano, apuntó que creía que era la primera vez que la Iglesia cancela misas en todo un país por motivos de seguridad.
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