El medio ambiente está en peor situación ahora que en cualquier otro momento de la historia humana, con un millón de especies de plantas y animales en riesgo de extinción, según dijeron científicos el lunes en el primer reporte global de Naciones Unidas sobre biodiversidad.
Todo se debe a la actividad humana, según el informe, aunque aún no es demasiado tarde para arreglar el problema.
La pérdida de especies se está acelerando a un ritmo decenas de cientos de veces mayor que en el pasado, señaló el documento. Más de medio millón de especies terrestres “tienen un hábitat insuficiente para su supervivencia a largo plazo” y es probable que se extingan, muchas en cuestión de décadas, a menos que se restauren sus hábitats. Los océanos no están en mejor forma.
“Sin darse cuenta, la humanidad está intentando asfixiar al planeta vivo y el futuro de la humanidad”, dijo Thomas Lovejoy, biólogo de la Universidad George Mason, apodado como el padrino de la biodiversidad por su labor investigadora. Lovejoy no participó en el reporte de la ONU.
“La diversidad biológica de este planeta ha sufrido un duro golpe, y esta es de verdad nuestra última oportunidad de arreglarlo todo”, afirmó.
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Científicos de todo el mundo expertos en conservación se reunieron en París para presentar el informe, que supera las mil páginas. La Plataforma Intergubernamental de Política Científica sobre Biodiversidad y Servicios de Ecosistema (IPBES, por sus siglas en inglés) incluyó a más de 450 investigadores, que trabajaron con 15 mil informes científicos y gubernamentales. El resumen del informe tuvo que ser aprobado por representantes de sus 109 estados miembros.
Algunos países más afectados por las pérdidas, como las pequeñas naciones insulares, querían incluir más en el informe. Otras, como Estados Unidos, fueron cautos con el vocabulario empleado, aunque admitieron que “estamos en problemas”, indicó Rebecca Shaw, científica jefe del Fondo Mundial de la Naturaleza, que hizo de observador en las negociaciones finales.
“Esta es la llamada más firme que hemos visto para revocar las tendencias en la pérdida de naturaleza”, afirmó Shaw.
Las conclusiones no hablan solo de salvar plantas y animales, sino de preservar un mundo en el que cada vez es más difícil vivir para los humanos, señaló Robert Watson, el científico británico y exdirectivo de NASA que dirigió el informe.
“Sin duda estamos amenazando el potencial de seguridad alimentaria, seguridad de acceso a agua, la salud humana y el tejido social” de la humanidad, dijo Watson. Los pobres en países menos desarrollados cargan con la mayor parte de las consecuencias.
El resumen de 39 páginas del estudio señala cinco formas en las que el ser humano está reduciendo la biodiversidad:
La conversión de bosques, prados y otras zonas en granjas, ciudades y otros desarrollos urbanísticos. La pérdida de hábitat deja a plantas y animales sin hogar. En torno a tres cuartas partes de la tierra, dos tercios de los océanos y el 85% de los cruciales humedales del planeta han sido gravemente alterados o se han perdido, lo que complica la supervivencia de especies, señala el documento.
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Sobrepesca en los océanos del mundo. Un tercio de las reservas de pesca del mundo están sobreexplotadas.
Se permite que el cambio climático derivado de la quema de combustibles fósiles haga el planeta demasiado cálido, húmedo o seco para que sobrevivan algunas especies. Casi la mitad de los mamíferos terrestres -sin incluir los murciélagos- y casi un cuarto de las aves ya han visto sus hábitats golpeados con dureza por el calentamiento global.
Polución de tierra y agua. Cada año se vierten en las aguas del planeta entre 300 y 400 millones de toneladas de metales pesados, disolventes y residuos tóxicos.
Se permite que especies invasivas arrebaten el hábitat de plantas y animales nativos. El número de especies invasivas por país ha subido un 70% desde 1970. Hay una especie de bacteria que amenaza a casi 400 especies de anfibios.
La lucha contra el cambio climático y salvar a las diferentes especies son igualmente importantes, señaló el informe, y el trabajo contra esos dos problemas medioambientales debería ir acompasado. Ambos problemas se agravan entre sí porque un mundo más cálido implica menos especies, y un mundo con menos biodiversidad supone que hay menos árboles y plantas para retirar del aire el dióxido de carbono que atrapa el calor en la atmósfera, dijo Lovejoy.
Los arrecifes de coral del mundo son un ejemplo perfecto del cruce entre cambio climático y pérdida de especies. Si el mundo se calienta otros 0,5 grados Celsius (0.9 grados Fahrenheit), lo que otros informes consideran probable, los arrecifes de coral podrían reducirse entre un 70% y un 90%, según el reporte. Si el aumento es de un grado Celsius (1,8 grados Fahrenheit), el 99% de los arrecifes de coral del planeta estarían en problemas.
“Que todo siga como de costumbre es un desastre”, dijo Watson.