El ministro iraní de Exteriores amenazó el lunes a Estados Unidos por lo que describió como una “guerra económica” emprendida por Washington contra Teherán, adoptando una postura estricta durante la visita del máximo diplomático alemán para intentar disipar las tensiones.
Con gesto serio, Mohammad Javad Zariff hizo una serie de amenazas sobre la crisis en el Golfo Pérsico. La tensión deriva de la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de retirar el año pasado a su país del acuerdo nuclear firmado en 2015 por Irán y varias potencias internacionales.
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“El propio señor Trump ha anunciado que Estados Unidos ha lanzado una guerra económica contra Irán. La única solución para reducir tensiones en esta región es detener la guerra económica”, afirmó Zarif, en una rueda de prensa con el ministro alemán de Exteriores, Heiko Maas.
“El que empiece una guerra con nosotros no será quien la termine”, afirmó.
Por su parte, Maas insistió en que su país y otras naciones europeas quieren buscar la forma de salvar el acuerdo nuclear, en el que Irán limitaba su enriquecimiento de uranio a cambio del levantamiento de sanciones económicas.
Sin embargo, Europa aún no ha logrado ofrecer a Irán una forma de eludir las nuevas sanciones estadounidenses. Entre tanto se acerca la fecha límite del 7 de julio para que Europa encuentre la forma de salvar el acuerdo.
De lo contrario, Teherán ha advertido que volverá a enriquecer uranio a concentraciones aptas para su uso en armamento.
Aunque Zarif insistió en estrechar la mano de Maas ante la cámara, sus comentarios marcaron un drástico cambio para el diplomático educado en Estados Unidos que ayudó a cerrar el acuerdo nuclear, junto con el relativamente moderado presidente Hasán Ruhani.
El duro tono de Zarif procede probablemente de la creciente frustración de Teherán con Europa, así como de las cada vez más duras sanciones estadounidenses sobre el país. La moneda iraní cotiza a casi 130.000 riales por dólar. Cuando se firmó el acuerdo de 2015 estaba a 32.000 riales el dólar. Esa diferencia ha hundido el valor de los ingresos de los iraníes y disparado los precios de prácticamente todos los productos en el país.
