En el 2000, con tan sólo diez años, Murtaja Qureiris salió a las calles a una movilización de niños en bicicleta, con un megáfono exigió al gobierno respetar los derechos humanos, este hecho que quizá hubiera parecido anecdótico provocó que tres años después fuera encarcelado.
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Ahora, al haber cumplido la mayoría de edad, enfrenta la pena capital, pues la fiscalía pidió que sea crucificado públicamente y su cuerpo desmembrado.
Maya Foa, directora de la organización Reprieve, consideró que Qureiris sería la víctima más joven del sistema de justicia de ese país, incluso hay más jóvenes en el corredor de la muerte de la fiscalía sólo por ejercer su derecho a la libertad de expresión.
El joven, de la minoría chií, se ha convertido en el enésimo ícono del calvario que sufren quienes desafían a la monarquía del príncipe heredero Mohamed bin Salman.
Su hermano Alí falleció a raíz de la represión gubernamental en una de la marchas que tomaron las calles en 2011, en el contexto de la denominada “primavera árabe”.
Aunque el joven fue detenido en 2014, la fiscalía no presentó cargos en su contra hasta tres años después, entre las acusaciones que se le hacen está participar en protestas antigubernamentales, asistir al funeral de su hermano, tener armas de fuego, lanzar bombas molotov y afiliarse a una organización terrorista.
(Con información de Milenio)
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