MADRID, 21 (EUROPA PRESS)
La deforestación y la caza han generado impactos en el 40 por ciento del territorio del Gran Chaco, el segundo mayor bosque de América del Sur, que se extiende por parte de los territorios de Bolivia, Paraguay y Argentina, según un estudio internacional en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
La investigación, en la que ha participado un equipo de la Estación Biológica de Doñana del CSIC, ha identificado áreas de hábitat de alta calidad que deben ser protegidas de manera prioritaria en estos tres países.
El trabajo, que publica el último número de ‘Ecography’, refleja que la extensión del territorio afectado afecta a unos 44 millones de hectáreas. El director de la investigación, Alfredo Romero-Muñoz, de la Universidad Humboltd de Berlín abordó también los efectos individuales y combinados que en los últimos 30 años han traído la destrucción de hábitat y la cacería sobre 48 especies de mamíferos grandes y medianos.
Según el CSIC la principal aportación de esta nueva investigación es que se evalúan los impactos combinados, en una ventana temporal de tres décadas, de las dos principales presiones humanas en el trópico.
De acuerdo con los datos recabados en un área aproximadamente del 17 por ciento del Gran Chaco, ambas presiones, la deforestación y la sobrexplotación actuaron de forma simultánea.
Para Romero-Muñoz, «el aumento de las áreas donde las dos amenazas más importantes para la biodiversidad actúan juntas es altamente preocupante, ya que sus efectos conjuntos pueden ser mayores a la simple suma de las partes, provocando una rápida pérdida de biodiversidad».
El estudio encontró también que la presión de la caza se extendió dentro de zonas del bosque aparentemente intactas, incluso afectando áreas protegidas.
Por su parte, la investigadora de la EBD y coautora del estudio Ana Benítez-López ha añadido que se demuestra que el uso de teledetección e imágenes satélite no es suficiente para monitorizar el estado de conservación de bosques, puesto que algunas amenazas como la caza «ocurren bajo el dosel, produciendo la reducción de poblaciones de mamíferos e incluso su extirpación, y danto lugar a lo que conocemos como el ‘síndrome del bosque vacío'».* En concreto, el estudio identifica áreas de hábitat de alta calidad que deben ser protegidas de manera prioritaria, ubicadas principalmente en el sur de Bolivia y norte de Paraguay y, en menor medida, en el noreste de Argentina. Asimismo, el estudio localizó las áreas donde la destrucción de hábitat y la cacería tienen un efecto desproporcionado sobre los mamíferos.
Otro de los investigadores y coautores del estudio, el profesor Tobias Kuemmerle, es «urgente» implantar acciones en estas regiones para reducir la destrucción de hábitat, la cacería, o ambas amenazas simultáneamente; y «evitar que estas prácticas avancen a los hábitats de alta calidad que aún quedan para varias especies».