Mientras en el resto del mundo las residencias de mayores son el foco principal de muertes por el Covid-19, Antonio Pacheco, de 77 años, y otros tres compañeros juegan tranquilos al dominó en el Hogar Bolívar, un asilo al norte de la capital de Panamá, país donde los centros de adultos están de momento libres del coronavirus.
«Gracias a Dios no ha venido ninguna persona infectada y nadie de nosotros nos hemos contagiado», cuenta a Efe Antonio Pacheco, quien lleva 9 años en la residencia y dice con orgulloso que su pasatiempo preferido son las sopas de letras.
Panamá con 165 muertes y cinco mil 779 contagios por el COVID-19 no ha registrado, hasta ahora, ningún caso en residencias de ancianos, hecho poco común comparado con el resto de países del orbe donde el coronavirus se ha cobrado la vida de miles de mayores.
En el Hogar Bolívar, regentado por monjas, hay 109 adultos mayores que cumplen con la cuarentena indefinida decretada por el Gobierno de Panamá el pasado 25 de marzo, como una de las medidas de distanciamiento social para contener la propagación del virus.
Ninguno de ellos usa mascarilla, solo las enfermeras y cuidadoras de la residencia, que, ataviadas con uniforme azul y blanco y pelo recogido en la nuca, acuden todos los días a su puesto de trabajo.
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