El sismo de 7.5 ocurrido la mañana de este 23 de junio fue percibido por unas 22 millones de personas, de acuerdo con el Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pero aunque su intensidad fue mayor a la de 7.1 que ocurrió el 19 de septiembre de 2017 no causó daños tan severos y sólo ha provocado dos decesos.
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Xyoli Pérez-Campos, jefa del Servicio Sismológico Nacional de la UNAM, detalló que el sismo ocurrió a las 10:29: “Tuvimos un sismo de 7.5 localizado en las costas de Oaxaca cerca de la comunidad de Crucecita, cercana a Huatulco, este sismo ocurrió entre la placa de Cocos y la de Norteamérica, la mayor parte de México está sobre esta última placa, mientras que la de Cocos se desplaza por debajo”.
Asimismo, explicó que el temblor se sintió fuerte en las cosas de Oaxaca, moderado en zonas de Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Tabasco y Veracruz; mientras que se sintió de leve a moderado en la Ciudad de México, Estado de México, Morelos, Puebla, Guerrero, Veracruz, Michoacán, Guerrero, Querétaro, entre otras entidades.
La jefa del Servicio Sismológico Nacional expuso que en esta ocasión la alerta sísmica de la Ciudad de México funcionó con prontitud y no causo daños como el sismo de 2017, lo cual se debe a la distancia entre el epicentro y la capital del país, en esta ocasión fue mayor a los 500 kilómetros.
“El sistema de alerta sísmico mexicano depende del Centro de Instrumentación y Registro Sísmico y funcionó muy bien en esta mañana, parte de tener tanto tiempo de ventaja es la distancia que se tiene entre el epicentro del sismo y la Ciudad de México, eso nos permitió tener suficiente tiempo de preparación y poder salir”, explicó.
De acuerdo con el reporte especial elaborado por el Sismológico Nacional con motivo del sismo de 19 de septiembre, el fenómeno so localizó en el límite estatal de Puebla y Morelos, a 12 kilómetros al sureste de Axochiapan, Morelos y a 120 kilómetros de la capital.
Finalmente, Leonardo Ramírez, investigador del Instituto de Ingeniería de la UNAM, agregó que la percepción que hubo en la capital también se debe a la ubicación de la personas, ya que quienes habitan en las alcaldías en donde se ubicaba el Lago de Texcoco fue percibido con mayor fuerza, mientras quienes habitan en suelos más sólidos fue menos fuerte.
