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África.- El virus del tercer mandato, un mal cada vez más extendido en África

Las elecciones en Guinea y Costa de Marfil, donde sus presidentes optan a la reelección, hace temer el estallido de nuevas crisis

Las elecciones en Guinea y Costa de Marfil, donde sus presidentes optan a la reelección, hace temer el estallido de nuevas crisis

MADRID, 26 (EUROPA PRESS)

Aunque buena parte de los países africanos tienen incluido en sus constituciones el límite de dos mandatos para sus presidentes, cada vez son más lo mandatarios que han encontrado la fórmula para seguir en el cargo más allá de la fecha prevista, abriendo con ello en general graves crisis políticas que en algunos de los casos incluso han venido acompañadas de violencia.

El último mandatario que lo hizo y desencadenó una crisis de la que su país no ha conseguido recuperarse fue Pierre Nkurunziza en Burundi. En 2015 anunció su candidatura a un tercer mandato, amparándose en que el primero había sido por votación parlamentaria y no sufragio universal. El Constitucional le dio la razón, lo que no impidió un estallido de violencia que dejó decenas de muertos y cientos de miles de desplazados y refugiados.

Nkurunziza fue reelegido y en 2018 procedió a enmendar la Constitución, ampliando de cinco a siete años el mandato presidencial, haciendo temer que se amparara en este cambio para intentar buscar su reelección en las elecciones del pasado mayo. Sin embargo, optó por hacerse a un lado y nombró a un delfín, Evariste Ndayishimiye, quien se alzó con la victoria. Su repentina muerte en junio deja la incógnita de si, como se temía, habría sido él quien habría gobernado en la sombra.

El ejemplo de Burundi, sin embargo, no parece haber insuflado el miedo a los presidentes de otros países. Como destaca el Africa Center for Strategic Studies (ACSS), desde 2015 un total de trece países han obviado o ignorado la limitación en el número de mandatos: Argelia, Burundi, Chad, Comoros, Costa de Marfil, Egipto, Guinea, República del Congo, República Democrática del Congo (RDC), Ruanda, Sudán del Sur, Togo y Uganda.

En el caso de Argelia, en 2016 se optó por reinstaurar la limitación de dos mandatos en la Constitución, poniendo así a cero el contador y permitiendo a Abdelaziz Buteflika, en el poder desde 1999, volver a presentarse en 2019 pese a sus evidentes problemas de salud y su avanzada edad, aunque las multitudinarias protestas de rechazo a su reelección terminaron forzando su renuncia en abril de ese año.

Por lo que se refiere a RDC, tras dos mandatos en el poder después de suceder a su padre en 2001, las protestas contra Joseph Kabila en 2016 antes de las elecciones llevaron a un aplazamiento electoral y a la prolongación efectiva de su mandato. Finalmente, los comicios terminaron celebrándose en diciembre de 2018 pero aunque Kabila no se presentó, sigue siendo una figura clave en la política del país y su partido apoya al nuevo presidente, Félix Tshisekedi, hijo del histórico líder opositor Etienne Tshisekedi.

Ahora, la mirada está puesta en dos países que celebran presidenciales en octubre: Guinea y Costa de Marfil. En ambos casos, principalmente en el segundo, ya hay precedentes de violencia relacionada con las elecciones y existe el temor a que la decisión de sus presidentes de optar a un tercer mandato abra una nueva crisis.

CONDÉ A POR LA REELECCIÓN EN GUINEA

El primero en votar será el 18 de octubre Guinea. Su presidente, Alpha Condé, histórico líder opositor que finalmente llegó al poder en 2010, optará a un tercer mandato pese al rechazo de la oposición, que en el último año ha protagonizado multitudinarias protestas que se han saldado con decenas de muertos.

Para poder hacerlo, se ha procedido a una reforma de la Constitución que, aunque mantiene el límite de los dos mandatos presidenciales, permite al presidente recurrir al argumento de que su tiempo en el cargo comienza de nuevo. El cambio salió adelante en un controvertido referéndum celebrado en marzo junto a las parlamentarias en plena pandemia y pese al boicot de la oposición.

Sin embargo, de cara al 18 de octubre, la oposición está ahora más dividida. Así, su principal líder, el antiguo primer ministro Cellou Dalein Diallo, ha presentado su candidatura por lo que ha sido apartado del Frente Nacional para la Defensa de la Constitución (FNDC), la plataforma opositora que ha venido promoviendo las protestas contra Condé y que ha llamado nuevamente a manifestarse a los guineanos el próximo 29 de septiembre.

¿NUEVO CONFLICTO EN COSTA DE MARFIL?

Por lo que se refiere a Costa de Marfil, el país tiene aún reciente la ola de violencia desatada por las elecciones de 2010. Entonces Laurent Gbagbo, tras diez años en el poder, se negó a reconocer su derrota frente a Alassane Ouattara, al que declaró como vencedor la comisión electoral y reconoció la comunidad internacional, estallando con ello una ola de violencia entre partidarios de uno y de otro.

Gbagbo fue detenido junto a su esposa en abril de 2011 y enviado en noviembre de ese mismo año a La Haya para ser juzgado por el Tribunal Penal Internacional (TPI), acusado de crímenes de lesa humanidad, convirtiéndose así en el primer expresidente en ser juzgado por esta corte. Sin embargo, en enero de 2019, el TPI retiró todos los cargos en su contra.

El expresidente está a la espera de volver al país y su candidatura a las presidenciales ha sido desestimada, lo mismo que le ha ocurrido a Guillaume Soro, antiguo líder rebelde y expresidente de la Asamblea Nacional que fue inicialmente aliado de Ouattara, a quien ayudó a llegar al poder.

Ahora, ambos líderes políticos están decididos a aunar esfuerzos, junto al expresidente Henri Konan Bedié, que sí que estará en las papeletas el 31 de octubre, para evitar que Ouattara siga en el cargo. De hecho, este último ha apelado a la «desobediencia civil», lo que ha generado el temor a que estallen protestas o pueda haber una nueva ola de violencia postelectoral en función del resultado.

GAMBIA Y SENEGAL PODRÍAN SEGUIR LOS PASOS

Y, sin esperar a conocer aún el desenlace de estas posibles crisis en ciernes, ya hay otros presidentes que estarían dispuestos a seguir sus pasos. En Gambia, esta semana el Parlamento tumbó una nueva Constitución que preveía limitar a dos los mandatos presidenciales, hasta ahora ilimitados.

En el centro del debate estaba precisamente la interpretación de si la nueva norma tenía carácter retroactivo, como se esgrimía desde la oposición, o por el contrario no afectaba al actual presidente, Adama Barrow.

El mandatario llegó al poder tras las elecciones de diciembre de 2016 en las que como candidato único de la oposición se impuso a Yahya Jamé, quien terminó por abandonar el país tras semanas de tensión y la amenaza de intervención militar de la CEDEAO. Barrow se habría comprometido antes de la votación a estar en el cargo solo durante tres años, dejando paso a nuevas elecciones. Sin embargo, este plazo ya expiró y ahora se da por hecho que será candidato en 2021.

Y en el vecino Senegal, también está abierto el debate sobre un eventual tercer mandato de Macky Sall, después de que algunas voces hayan defendido que el mandatario, elegido por primera vez en 2012, podría concurrir amparándose en que la Constitución fue modificada en 2016. Aquí, su predecesor en el cargo, Abdoulaye Wade, tras realizar varios cambios constitucionales durante su mandato con los que amparar su continuación, fracasó en su intento de obtener el que habría sido su tercero en 2012.

Al margen de lo que ocurra, no todos los presidentes en África ignoran por sistema los límites constitucionales. Así, países como Benín, Liberia o Mauritania han registrado traspasos de poder sin complicaciones en los últimos años una vez cumplido el plazo máximo.

Por otra parte, el continente tiene el dudoso honor de contar con la gran mayoría de los presidentes que más llevan en el cargo: Teodoro Obiang en Guinea Ecuatorial (41 años); Paul Biya en Camerún (38 años); Yoweri Museveni en Uganda (34 años); Idriss Déby en Chad (30 años) e Isaias Afewerki en Eritrea (27 años).

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