Japón conmemoró este jueves el décimo aniversario del terremoto, tsunami y desastre nuclear que golpeó Fukushima, donde muchos sobrevivientes siguen teniendo su vida en suspenso.
Muchas personas, algunas con ramos de flores, caminaron hasta la costa o a las tumbas para rezar por amigos y familiares arrastrados por el tsunami. El emperador Naruhito y el primer ministro, Yoshihide Suga, se sumaron a los que guardaron un momento de silencio a las 14:46, cuando comenzaron los temblores, en una ceremonia en Tokio.
El terremoto de magnitud 9.0 que golpeó el 11 de marzo de 2011 fue uno de los más fuertes jamás registrados y provocó un enorme tsunami que se adentró tierra adentro, destruyendo pueblos y causando fusiones de núcleo en la planta nuclear de Fukushima Daiichi. Más de 18 mil personas murieron, la mayoría por el tsunami, y casi medio millón se vieron desplazadas.
El gobierno reconoció más tarde otras 3 mil 700 víctimas, la mayoría de Fukushima, fallecidas por causas vinculadas al desastre.
La vida en Fukushima diez años después del desastre
Diez años más tarde, más de 40 mil personas siguen sin poder volver a casa, la mayoría de Fukushima, donde las zonas cercanas a la central accidentada continúan cerradas debido a la contaminación radiactiva.
“La reconstrucción en las zonas afectadas por el desastre ha avanzado de forma significativa, pero la recuperación de los corazones de los sobrevivientes no está haciendo tantos progresos como desearíamos”, dijo Makoto Saito, maestro en una escuela primaria de Minamisoma, una localidad alcanzada por el triple desastre. Saito perdió a su hijo de cinco años, Shota, en el tsunami.
Saito, que representa a los sobrevivientes de Fukushima, dijo en su discurso en la ceremonia que teme que el suceso se esté olvidando fuera de la zona de desastre, y que está comprometido con seguir compartiendo las lecciones del desastre y las historias sobre su hijo.
Naruhito dijo que “me duele el corazón” al pensar en los que han sufrido penurias, cambios drásticos en sus vidas, perdieron a seres queridos, empleos y comunidades. Hizo una mención especial al sufrimiento de los muchos habitantes de Fukushima que no pueden regresar.
“También considero importante sanar las heridas emocionales y cuidar la salud mental y física de los afectados, incluidos los ancianos y los niños”, dijo. Destacó la importancia de que la gente les apoyara y ayudara a reconstruir su vida “sin dejar ni una sola alma atrás en esta difícil situación”.
Se han completado la mayoría de las carreteras, líneas ferroviarias y otras viviendas e infraestructuras importantes, por un coste de más de 30 billones de yenes (280.000 millones de dólares), aunque aún quedan terrenos sin construir en localidades costeras más al norte en las prefecturas de Miyagi e Iwate, donde el desastre aceleró una tendencia de descenso de población.
En la población de Otsuchi, en la prefectura de Iwate, el tsunami destruyó el ayuntamiento y mató a unos 40 empleados. Sus familias se congregaron el jueves con trajes oscuros en el solar vacío donde se alzaba el consistorio. En Ishinomaki, en Miyagi, docenas de vecinos rezaron en un cenotafio con los nombres de las más de 3.000 víctimas locales.
Nadie murió por el impacto directo de la radiación, pero Fukushima se ha visto rezagada en los esfuerzos de reconstrucción debido a los efectos de la radiación. La zona en torno a la planta de Fukushima Daiichi, un 2,4% de la prefectura, sigue siento terreno vedado. Desmantelar los reactores dañados es un desafío sin precedente, y después de 10 años algunos se preguntan si en realidad es posible.
La ceremonia del jueves será la última conmemoración nacional del desastre de 2011 organizada por el gobierno. Se celebra apenas dos semanas antes de que la antorcha olímpica comience su ruta desde Fukushima con vistas a los aplazados Juegos Olímpicos en julio.
Suga ha afirmado que los Juegos mostrarán la recuperación de Japón del desastre y serán una prueba de la victoria humana contra la pandemia del coronavirus, aunque algunos sobrevivientes del desastre dicen que la recuperación aún está a medias.
“Ahora estamos en una fase de completar la reconstrucción del desastre”, dijo Suga. Reconoció que algunas personas seguían teniendo dificultades y la pandemia había agravado su situación, y prometió ayuda para las necesidades individuales a la hora de reconstruir su entorno, sus medios de vida y sus negocios.
El resto del país también aprovechó la fecha para concienciar sobre los preparativos contra desastres. En Kioto, en el oeste de Japón, las autoridades hicieron simulacros de emergencias.