Especialistas en salud advierten que el incremento del ruido, derivado del rediseño del espacio aéreo del Valle de México, aumentará la contaminación acústica y en tanto desencadenará problemas tanto físicos como emocionales en la ciudadanía.
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Un análisis realizado por Pablo Ortiz Haro, consultor independiente en ingeniería especializada en transporte, reveló que más de 113 kilómetros cuadrados en la Ciudad de México se ven afectados por un nivel de ruido de 61 o más decibeles tras el nuevo espacio aéreo implementado desde el 25 de marzo.
Es decir, los aviones están sobrevolando a menor altura mayores tramos de la Ciudad de México, lo que derivó en un incrementó del área afectada por altos niveles de ruido.
Las afectaciones de la contaminación auditiva, según la doctora Jessica González Lucas, especialista en Salud de la Universidad La Salle, se concentran en dos ámbitos: físicos y psicológicos, aunque estos últimos son los que más preocupan en un contexto de pandemia por el que atraviesa el país actualmente.
«Ya de por si con la pandemia, con el aislamiento, incrementó la depresión, la ansiedad y otro tipo de problemas psicológicos y psiquiátricos, aunado a esto le agregamos un factor físico como es la contaminación auditiva por los decibeles tan altos -mayores a 50-, entonces sí puede desencadenar cuadros de ansiedad más frecuentes», declaró González Lucas a Publimetro.
Ruido, fuera de la agenda pública
Las declaraciones de Jessica González se suman a las de la doctora Jimena de Gortari, coordinadora de Investigación de la Universidad Iberoamericana, quien consideró que la contaminación acústica es un tema de salud pública y por tanto debería de aparecer entre los temas públicos a discutir.
«La contaminación auditiva que se está registrando en alcaldías del sur y del poniente de la capital no está en la agenda pública», acusó.
Además de problemas como estrés, ansiedad, actitudes irritables, tristeza, falta de concentración y bajo rendimiento laboral o académico que los altos decibeles provocan, Jimena de Gortari alertó de las afectaciones económicas.
«También ocasiona que disminuya el valor de la vivienda con esta externalidad negativa», añadió y destacó también que no siempre es accesible para las personas conseguir un aparato auditivo o recibir atención debida ante un problema cardiaco generado por ruido.
De acuerdo con las dos especialistas, el tema de la contaminación auditiva es algo grave que debería trabajarse con tomadores de decisiones, con la ciudadanía y la academia pues en un contexto de pandemia donde las atenciones psicológicas han aumentado 238% -cifras del Consejo Ciudadano- es importante retomarlo en la agenda pública.
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