La Ciudad de México y su relación con el agua suman cinco siglos de historia; donde el abasto del recurso pasó de los sistemas básicos o naturales a grandes y costosas obras de infraestructura.
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Los historiadores señalan que, durante la época de México-Tenochtitlan, los españoles encontraron un sistema de canales, acueductos y veneros naturales que abastecían del vital líquido a 200 mil habitantes.
El libro Ríos, lagos y manantiales del Valle de México, escrito por el arquitecto y urbanista Jorge Legorreta, evidenció que en menos de 500 años el Valle de México pasó de ser abastecido por cinco lagos y casi medio centenar de ríos, a la construcción de viaductos y sistemas complejos como el sistema Cutzamala.
“Tenochtitlan se fundó sobre el agua en el siglo XIV. La rodeaba una extensa área lacustre, de Zumpango a Chalco y de Texcoco a Tacuba. El agua potable provenía de numerosos ríos, de enormes lagos y ricos manantiales; como los de Chapultepec y Santa Fe, los del Desierto de los Leones y Xochimilco.
“Pero a partir del siglo XX estas abundantes fuentes de agua fueron marginadas como abastecimiento y sustituidas por pozos profundos y presas de cuencas lejanas; desaprovechando gran parte del agua limpia de los ríos, lagos y manantiales ubicados en nuestra cuenca”, señaló el urbanista mexicano.
Inicia la urbanización
El investigador de la Facultad de Ingeniería y Ciencias del Tec de Monterrey, José Antonio Benjamín Ordóñez, explicó a Publimetro que la primera transformación hidráulica de la capital del país ocurrió después de la conquista española e inicio del Virreinato, durante el Siglo XVII.
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Explicó que los arquitectos de esa época comenzaron a desaguar los lagos existentes en el Valle de México; para promover los asentamientos humanos y cambiar toda la fisonomía del paisaje hídrico; que pasó de grandes canales, chinampas, ríos y lagos a tierras de cultivo.
El especialista del Tec de Monterrey detalló que el Porfiriato representó la segunda gran transformación hidráulica de la capital; cuyas tendencias urbanísticas –importadas de Europa- impulsaron la creación de acueductos y la construcción de canales para desaguar el drenaje.
Por ejemplo, apuntó, durante el gobierno de Porfirio Díaz los veneros de ríos y los manantiales provenientes de Xochimilco fueron entubados; con el objetivo de llevar agua al centro de México.
Red hidráulica del México moderno
El especialista en Urbanismo de la Facultad Mexicana de Arquitectura, Diseño y Comunicación de la Universidad La Salle, Claudio Nieto, explicó que entre los años 40 y 70 del siglo pasado, la capital de país mostro un cambio dramático en su trazo, abastecimiento y uso de los cuerpos de agua existentes.
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Indicó que la Ciudad de México apostó por las tendencias urbanas del movimiento moderno; las cuales fueron orientadas al tránsito del automóvil; lo cual detonó la explosión de la mancha urbana y una creciente demanda de agua en todos los niveles: social, industrial y económico.
“A diferencia de los que pasó en países como Estados Unidos, donde el movimiento moderno integró grandes obras para el abastecimiento y desalojo de agua, la capital impulsó obras de infraestructura más sencillas; con inversiones más modestas”, refirió.
Por ello, apuntó Claudio Nieto, se entubaron los caudales de varios ríos –como el Becerra, Churubusco, Mixcoac, Piedad y Consulado-; que desde entonces provocaban inundaciones y problemas de insalubridad graves.
“En lugar de incorporar estos ríos a un desarrollo de infraestructura vial más generosa y respetuosa del medio ambiente, fueron encarpetados”; y usados como drenaje. Y de ahí el gran problema que aqueja a la ciudad”, subrayó.
Infraestructura del agua potable:
De acuerdo a un estudio publicado por la UNAM y a los reportes más recientes del Sacmex, la Ciudad de México cuenta con:
- 567 kilómetros de acueductos
- 1, 273 kilómetros de red primaria
- 11 mil 971 kilómetros de red secundaria
- 360 tanques de almacenamiento
- 53 plantas potabilizadoras
- 976 pozos de extracción
- 69 manantiales