Poco más de dos años tardaría la Ciudad de México en recuperarse económicamente, estimó, en ‘un escenario optimista’, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) de esta entidad.
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En conferencia de prensa, los empresarios explicaron que con los últimos datos que se tienen sobre el crecimiento del país, la actividad económica para la Ciudad de México y la encuesta mensual de Banxico, construyeron un escenario de recuperación.
«En dicho escenario, la ciudad estaría alcanzando el nivel que se tenía en 2018 a principios del 2024, un año desfasado respecto del país», enfatizaron.
El presidente de dicho centro empresarial, Armando Zúñiga Salinas, detalló que durante la emergencia sanitaria por la pandemia de Covid-19, en la capital ‘murieron’ 70 mil unidades económicas y, si bien, actualmente hay reapertura de todos los sectores, esos cierres fueron definitivos para las empresas.
En tanto, señaló que la falta de apoyos a las mipymes retrasaría aún más la recuperación en los sectores y por esta razón urgieron a las autoridades a crear una Mesa de Alto Nivel entre el Gobierno local y el sector privado para generar políticas públicas en este sentido.
«El reto de la reactivación económica sigue siendo mayúsculo y las decisiones en torno a ella deben ser de ese mismo calado y trascendencia», puntualizó Zúñiga Salinas.
Escenario de empleo actual, ‘lento y a destiempo’
En el Segundo Reporte de Información Social y Económica de la Coparmex CDMX destaca la brecha de más de 206 mil empleos por crear respecto de febrero del 2020, justo antes del inicio de la pandemia.
Armando Zúñiga explicó que de acuerdo con información del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), durante el mes de julio se generaron 10 mil 271 nuevos puestos de trabajo en la capital del país.
No obstante, ‘al observar las tendencias de corto y mediano plazo, el inicio de esta incipiente recuperación, es lenta y a destiempo’, destacó el empresario.
Asimismo, resaltó que la crisis económica y los efectos de la pandemia, han tenido un impacto muy negativo en términos de los ingresos de las familias y en el consecuente aumento de la pobreza.
En promedio, las familias capitalinas ajustaron su gasto en todos los rubros, dando prioridad al gasto en alimentos, cambiando las prioridades de gasto en transporte y reduciendo dramáticamente el gasto en educación en menos de la mitad de lo que se promedió hace dos años.
Sin embargo, el gasto de las familias se incrementó en salud en alrededor de dos terceras partes más de lo que se gastó en 2018.
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