Mariana Gómez del Campo
La relación con Estados Unidos es prioritaria. Nuestros países comparten una frontera de más de tres mil kilómetros. A diario, un millón de personas y más de 430 mil vehículos transitan de forma lícita a través de los casi 60 puntos fronterizos. En 2015, el comercio bilateral superó los 532 mil millones de dólares, siendo éste mayor a la suma del intercambio comercial estadounidense con países como Japón, Alemania y Corea del Sur sumado.
Con lo anterior, Estados Unidos se ha consolidado como el primer socio comercial de México concentrando el 64% de su comercio total y el 80% de sus exportaciones. Por su parte, México es el tercer socio comercial de Estados Unidos, después de China y Canadá. Cabe señalar que 6 millones de empleos en el vecino del norte dependen del comercio con México.
En este contexto, el resultado de este martes, será determinante para el desarrollo de la relación bilateral en, al menos, los próximos 4 años. De ganar Donald Trump, con su retórica xenófoba, proteccionista y aislacionista, la economía mexicana resentiría los primeros efectos. El diario español El País señaló que el peso mexicano se ha convertido “en un termómetro” de la campaña de Trump, pues estas elecciones han generado tensión en el mercado de divisas al grado de que el valor del peso se ha incrementado o decrecido según las posibilidades de la victoria del republicano. Por su parte, Forbes asegura que la victoria de Trump y el cumplimiento de sus promesas de campaña, provocaría una caída del 4.9% del PIB de México consecuencia de los retrocesos en las exportaciones hacia Estados Unidos. Además, la renegociación del TLCAN o la salida de la Estados Unidos podría llevar a nuestro país a una recesión como de la 1994.
La situación en materia de repatriados podría agravarse si se endurecen las disposiciones migratorias estadounidenses, pues en Estados Unidos viven casi 35 millones de personas de origen mexicano según el Pew Research Center, de los cuales el 25% son ciudadanos de ese país.
La industria automotriz sería la más afectada en ambos países por su grado de integración, pues Trump ha anunciado que impondría elevados impuestos para desincentivar la inversión estadounidense en manufactura mexicana.
La política exterior del Presidente Obama ha cambiado las estrategias, más no siempre las posturas tradicionales de Estados Unidos y han tendido a buscar la cooperación y la negociación con países no afines como China, Cuba e Irán.
Hillary Clinton tiene una posición más liberal y de continuidad a las políticas de la administración actual, sin embargo, no debemos ignorar que sería elegida como Jefa de Estado de otro país y como tal, velará por los intereses de otro Estado, no de México. Aunque sus posturas son moderadas y está abierta al diálogo, nuestro cuerpo diplomático debe seguir impulsando la cooperación bilateral particularmente para proteger a los mexicanos en territorio estadounidense. No podemos olvidar que la administración de Obama fue la que más mexicanos repatrió en la historia.
Estas elecciones son una importante oportunidad para avanzar decididamente hacia una mayor diversificación de mercados a nivel internacional para revertir la dependencia comercial de Estados Unidos, no porque no sea positiva para nuestro país, sino porque temas trascendentes de política comercial, interna y exterior de México deben estar cada vez menos vinculados de la coyuntura en nuestro vecino del norte. Deseamos que hoy, los estadounidenses tomen la mejor decisión para su país porque ello tendrá también un impacto global. Nada está dicho.
Marcela Guerra
Hoy por la noche estaremos conociendo la decisión del pueblo estadounidense acerca de quién dirigirá su nación los siguientes 4 años. Esta es una elección histórica por ser la primera vez que una mujer tiene posibilidades reales de ganar la presidencia del país más poderoso del mundo.
En 7 estados entre los que figuran Florida y Carolina del Norte, hubo una disputa muy cerrada para elegir a los ciudadanos que formarían parte del colegio electoral. Estos estados suman en total 101 electores de los 270 que son indispensables para definir entre Hillary Clinton y Donald Trump.
Hay que aceptar que gane quien gane la elección, la migración persistirá como un irritante en la relación bilateral.
Hillary Clinton ha dicho que está a favor de una reforma migratoria comprensiva que ofrezca un camino completo y justo hacia la ciudadanía. El reto de la construcción de esta reforma y su eventual materialización reposa en el congreso de Estados Unidos y de la correlación de fuerzas que se establezca allí después de las elecciones.
De triunfar Clinton, México esperará que aplique realmente su promesa de imponer un plan de acción que evite la remoción de padres ilegales de aquellos que ya han conseguido la ciudadanía, de inmigrantes que han contribuido a sus comunidades y de personas que han sufrido abuso laboral.
Respecto a la frontera, la candidata demócrata está a favor del reforzamiento de la seguridad y se ha comprometido a actuar con sentido humano.
En materia comercial, el gobierno demócrata de Clinton promoverá prácticas justas que eviten beneficiar exclusivamente a las grandes corporaciones.
En caso de que Donald Trump resulte electo presidente, sería improbable que materialice su propuesta de deportar de manera inmediata a 2 millones de indocumentados, porque ello implicaría un costo estimado de 20.1 billones de dólares.
La propuesta de construir un muro se quedará en un intento porque es inviable, es contrario a la voluntad de la mayoría de los estadounidenses y lesionaría la próspera dinámica fronteriza.
Podemos esperar que intente iniciar una guerra comercial con México tal y como lo ha anunciado numerosas veces. Es probable también que en su primer día, anuncie que desea renegociar el TLCAN y favorecer el establecimiento de tarifas de 35% a los productos mexicanos importados, lo que destrozaría la economía de su país.
Si bien es que una probable presidencia de Trump enfriará la relación bilateral con Estados Unidos, no podrá destruir los estrechos lazos que se han tejido a nivel municipal, estatal y federal. Nuestras sociedades han alcanzado un nivel superior de integración que no podrá romper ningún presidente en turno.
México está a favor del libre comercio porque a través de esta opción se han creado empleos y se atraen inversiones que generan prosperidad a los mexicanos.
Durante los últimos años, los dos países dieron pasos sustanciales para institucionalizar la relación a través del Diálogo Económico de Alto Nivel y del Foro Bilateral de Educación Superior, Innovación e Investigación.
Ante cualquier ganador en las elecciones, México continuará promoviendo vínculos de respeto, amistad y cooperación que generen prosperidad para los dos pueblos porque se ha demostrado que esta relación bilateral está más allá de una contienda electoral.