Todo evento natural nos hace girar la mirada a eso por lo que tenemos que agradecer cada día y a cada instante; y también a darnos cuenta de que habitamos en un ser vivo que, al igual que todas las creaciones del Universo, hace su trayectoria en el recorrido infinito de la evolución. Antiguas civilizaciones y nuestros ancestros sabían que este planeta no es sólo una roca flotante o inerte, sino una extensión de los humanos a la vez que nosotros de ella, por lo que respetaban a los elementos que la conforman, y se valían de la sabiduría de la observación para estar en armonía con ella.
Pachamama, Gaia, Aluna, Madre, o simplemente planeta Tierra, como la llamemos, lo importante es integrar las visiones de la ciencia y de las culturas que han permanecido con ella por eones, para honrarla más en todo sentido. La revista Science publica en un artículo del 2015 que la Tierra sostiene a más de tres trillones de árboles, pero anualmente se pierden 15 billones para la elaboración de papel, papel de baño, madera para distintos usos, y la expansión de sembradíos –principalmente para la industria farmacéutica y la ganadera–. Seguir actuando sin conciencia nos coloca en el papel de amenaza planetaria.
La evolución humana va de la mano con la capacidad de ser conscientes de nuestro rol en el sistema biológico al que tenemos el privilegio de pertenecer. Mientras no comprendamos la importancia de sostener la vida y no ir en contra de ella en el más amplio sentido de la expresión, los eventos de auto-equilibro de la naturaleza estarán presentes para recordarnos que debemos regresar al balance.
Si bien es cierto que la vida en el planeta es temporal, actuar irresponsablemente como si pasáramos por aquí sin consecuencias, es como el que roba creyendo que el boomerang no vendrá de regreso: vendrá y triplicado. Tal vez muchos de los retos que vivimos actualmente a nivel personal sean producto de lo que nuestros antepasados inmediatos hicieron en la total inconsciencia. Sin conciencia no hay diversión, es decir, que los tiempos en los que la humanidad se dio el lujo de crear modelos sociales, económicos, políticos, educativos y tecnológicos que omitían la sustentabilidad de la vida, ya están completamente obsoletos.
Seguir fomentando estos sistemas pertenece no sólo a una mentalidad estancada sino ignorante y decadente. Al nivel que nos toque estamos invitados a alienearnos a lo que ya está rebasado por lo que ahora demuestran las catástrofes naturales o a dar el paso de conciencia del que dependerá nuestra supervivencia como especie. Muy seguramente el planeta lo está dando, la pregunta es si seguiremos la evolución de Gaia o seremos su principal obstáculo.