Por: César García
El Festival Iberoamericano de Cultura Musical ya es una tradición para muchos fans que año con año asisten.
El 28 de Noviembre de 1998 comenzó una tradición en México, algo que ni su propio creador (Jordi Puig) imaginó: el Primer Festival Iberoamericano de Rock, Vive Latino (VL), así lo titularon en aquel entonces. Bandas como Molotov, Los de Abajo, Cuca, Ritmo Peligroso, La Gusana Ciega, La Lupita o Titán (quienes se presentarán también este año) junto con Café Tacvba, El Gran Silencio, El Tri, Los Tres, Control Machete, La Ley, entre otros, engalanaron los dos días del primer evento.
Sería hasta 2004 cuando se instauró el nombre completo que lleva hasta estos días: Festival Iberoamericano de Cultura Musical, Vive Latino, año en el que se presentó The Mars Volta, banda que inició el debate sobre la inclusión de grupos que no interpretan canciones en español, a pesar de que años antes, en el 2000, Fishbone (Estados Unidos) presentó su fusión de ska, funk, reggae y soul.
El festival evolucionó a lo largo de estos (casi) 20 años y es por eso que los headliners de renombre internacional, y no habla hispana, son cada vez más frecuentes: Gorillaz, Morrisey, Noel Gallagher, Infected Mushroom y Queens Of The Stone Age, son ejemplos perfectos de algunas bandas que se subirán por primera vez a un Vive Latino y que se encuentran en el cartel en puerta.
La inclusión de conjuntos musicales como Los Ángeles Azules (2013), Los Tigres del Norte (2014) o Bronco (2017), fueron, en su momento, otro motivo de crítica hacia el VL, aunque en la práctica resultara todo lo contrario, al llenar de fans rockeros sus presentaciones.
A pesar de esas críticas, el VL supo dar respuesta a la gama de festivales que en estos años surgieron alrededor del país y que dan cabida no solo al rock sino a todo tipo de géneros, situación que el público también aprendió a sobrellevar y cambiar. Quién no recuerda aquellas ocasiones en que Natalia Lafourcade, Calle 13 o Panda eran abucheados y recibían proyectiles de todo tipo hasta bajarse del escenario, cosa que en los últimos años ya no se repite.
Tradición se define como la transmisión de noticias, costumbres, ritos, etc., hecha de generación en generación, eso es el VL: no por nada la misma adaptación del festival dio pie a la creación de una zona llamada El Parque, donde los (ahora) padres, que en su juventud asistieron a las primeras ediciones, llevan y conviven con sus niños. Esto es el VL: 20 años y 19 ediciones de un festival que marcó una época y año tras año se reinventa para convertirse en uno de los favoritos para las nuevas generaciones.