- Head of Business Intelligence de GBM
- Iván Barona estudió Administración y Finanzas en la Universidad Panamericana. Comenzó su carrera en GBM en 2004 como analista de vivienda e infraestructura, para posteriormente fungir como Estratega México. En 2012 ocupó el cargo de Director de GBMhomebroker y actualmente encabeza el área de Business Intelligence de GBM. Es profesor por asignatura en la UP y Lead Mentor en Collective Academy. Encuéntralo en twitter como @IvanBarona
Hace unos años tuve la oportunidad de leer Antifragil de Nassim Nicholas Taleb –un gran escolar y ensayista en diversos temas como aleatoriedad, probabilidad e incertidumbre– donde, además de explicar el concepto que da título al libro, conocí el término “Efecto Lindy”.
Este efecto Lindy propone que la expectativa de vida de elementos no perecederos, como ideas o tecnologías, es proporcional a su edad actual. Así, cada período de supervivencia se traduce en una expectativa más larga de vida.
El autor exalta la relevancia de leer libros viejos, pues si estos mantienen relevancia, probablemente las ideas propuestas en ellos tienen probabilidades de persistir por más tiempo.
Siguiendo esa línea, este año he decidido incluir en mis lecturas algunos libros con más años en su haber. Una de estas obras fue la autobiografía de Benjamin Franklin, con unos 230 años. Si bien la historia de la literatura cuenta con unos cuantos miles de años, considero este un buen comienzo en comparación a mis habituales recomendaciones.
En esta entretenida lectura, Franklin no se centra en la trama de la Guerra de Independencia, como uno podría suponer. Narra historias de su juventud y aprovecha para compartir sus principios englobados en 13 virtudes.
Es curioso cómo hoy en día llevar una bitácora diaria de hábitos es una práctica vigente y universal. James Clear, el autor de Hábitos Atómicos, propone una práctica similar.
En la edición que leí, al final se incluía un extracto del Almanaque del pobre Ricardo, y es de aquí de donde se desprenden unos consejos relevantes para el manejo de las finanzas, que mantienen una sorprendente familiaridad a casi 250 años de distancia:
- Pero si amas la vida, entonces no desperdicies el tiempo, porque de eso está hecha la vida.
- La pereza viaja tan lento, que la pobreza pronto la alcanza.
- El trabajo paga las deudas, y la desesperación las aumenta.
- Un hoy vale dos mañanas.
- Si fueras un sirviente, ¿no te apenaría que un buen Maestro te sorprendiera ocioso? ¿No eres tú tu propio Maestro? Apénate de encontrarte ocioso.
- Ten cuidado de pequeños gastos; una pequeña fuga puede hundir un gran barco.
- Compra lo superfluo, y a la larga acabarás vendiendo lo necesario.