De botepronto, estoy 100% segura que todos, hombres y mujeres por igual, van a responder que una relación de pareja, tanto un noviazgo como un matrimonio, requiere obligatoriamente del sexo para sobrevivir y perdurar, que es a través del pleno ejercicio y disfrute de la intimidad que los seres humanos podemos establecer, definir y proyectar determinados códigos emocionales que permitirán consolidar la comunicación existente entre ambos componentes de una pareja. Y sí, efectivamente, el sexo tiene una preponderancia elemental para que damas y caballeros fortalezcan el vínculo que tienen, o cuando la dinámica es a la inversa, todo se vaya por la borda.
Sin embargo, también hay que hacer un sano ejercicio de autoevaluación para hacer un honesto inventario con respecto a aquellos aspectos que han ido surgiendo a lo largo de nuestra relación para que el vínculo que tenemos con nuestra pareja nos permita verdaderamente conformar un catálogo de situaciones y circunstancias que nos permitan tener la certeza de que hemos trabajado, durante cierta cantidad de tiempo, a favor de una relación sólida, consistente y que más allá del terreno sexual se encuentra en perfecto estado de salud.
Así las cosas, aquí la pregunta que nos podemos hacer es: ¿Hemos invertido apropiadamente todos nuestros recursos para construir una relación que, soslayando el aspecto sexual, tiene las fortalezas suficientes para mantenerse de pie y hacernos crecer?
Primero que nada, tenemos que sentarnos a conversar con nuestr@ espos@, siempre y cuando estén ya inmersos en una sinergia en la que el sexo escapó por la ventana (y no, no se escandalicen, la realidad y las estadísticas nos dicen que la pasión de una pareja dura en promedio unos tres o cuatro años, cinco como máximo). Dialoguen, comuníquense e intercambien toda la información necesaria sobre aquellos aspectos que les han permitido poder conservar intacto su vínculo. Tienen que ser muy honestos con ustedes mismos y definir cuáles son los puntos fuertes y cuáles son los puntos débiles de su matrimonio para poder trazar estrategias encaminadas a fortalecerse como parejas.
¿Son muy buenos amigos, se platican prácticamente todo, no se guardan secretos, no se engañan el uno al otro, han desechado por completo la posibilidad de ser infieles? Ese es un extraordinario comienzo. ¿Han aprendido, con el paso de los daños a conformar un buen equipo, son socios en cuanto a los compromisos de la casa, tienen una empresa, planean actividades donde es indispensable que estén juntos? ¡Excelente! Esto también les va a servir sobremanera.
¿Están al pendiente de las necesidades del otro, han aprendido a obsequiarle su espacio cuando lo requiere, le permiten y se permiten realizar actividades cada quien por su lado, ya tiraron por el retrete las escenas de celos y se deshicieron por completo del “síndrome del policía” (queriendo vigilar todo cuanto hace su pareja)? ¡Muy bien!, están en el camino correcto. ¿Con el transcurrir de los años han podido desarrollar intereses similares e individuales, ya aprendieron a escuchar y también a escapar diplomáticamente cuando se asoman las discusiones innecesarias? Me parece entonces que son un matrimonio que bien puede superar la ausencia del sexo en sus dinámicas cotidianas.
Pero ¡mucho ojo!, también pueden contemplar la visita con algún terapeuta si lo que desean es que la llama de la pasión se vuelva a hacer presente en su intimidad. A veces sólo se requiere de un poco de ayuda externa para reavivar esos candentes encuentros que con el paso del tiempo se diluyeron. Por eso siempre voy a insistir en que no dejen de comunicarse, no dejen de dialogar, no dejen de hacerle saber al otro lo que sienten y lo que necesitan, porque al final del día cuando la sexualidad se esfuma eso no significa que nuestra relación también ya llegó a su conclusión.
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Y no olviden que todos los viernes en punto de la medianoche y los sábados a la 1:00 de la madrugada los espero en su programa “Exclusivo Para Hombres”, que se transmite por Telefórmula (por favor chequen su sistema de cable predilecto para verificar la nomenclatura de los canales).
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