Todos quisiéramos que “alguien” nos pagara una pensión “justa” cuando lleguemos a la edad de retiro y dejemos de trabajar.
El problema con este acto de justicia es que se requieren de enormes cantidades de recursos para poder pagar una pensión a los 9.3 millones de adultos mayores de 65 años que existen en México según el INEGI.
¿Quién debe pagar esos miles de millones de pesos a los pensionados? La respuesta hasta antes de 1997 era: el gobierno. Se dice fácil, pero es imposible que el gobierno absorba este enorme costo porque tendría entonces que dejar de proveer otros servicios básicos como educación, salud, seguridad, infraestructura, trámites, regulación de la actividad económica, entre muchos otros.
El pago de pensiones por parte del gobierno lleva a la quiebra del gobierno. Ya sucedió en países como Grecia. Esto fue posible hace muchas décadas cuando se “pateaba” la responsabilidad al futuro y se endeudaba a las generaciones venideras, la gente vivía menos años por lo que había que mantenerlos con pensión durante menor tiempo, y habían, por ejemplo en 1970, 26 trabajadores en activo por cada pensionado, cuando hoy somos 5 trabajadores por cada retirado.
El cambio en el sistema de pensiones en el mundo se hizo necesario para darle viabilidad financiera. Es decir, que las finanzas públicas del país no quebraran y nos llevaran a una crisis generalizada. Fue así que en 1997 México modificó su sistema de pensiones para hacerlo sustentable.
Fue un cambio positivo en la dirección correcta. Pero ya pasó mucho tiempo y ahora se requiere hacer una segunda gran modificación para hacerlo suficiente. De lo contrario, las pensiones que se obtendrán a través del Sistema de Ahorro para el Retiro que creó a las AFOREs, serán muy pequeñas e insuficientes. No hay que confundirse.
Las AFOREs no vinieron a sustituir al gobierno dando pensiones completas e insostenibles. Lo que hacen las AFOREs es recibir el ahorro de los trabajadores, patrón y gobierno que ascienden en conjunto al 6.5% del Salario Base de Cotización, y lo administran para lograr los mayores rendimientos (lo que conocemos como intereses en una cuenta de ahorro) y nuestro dinero crezca en el tiempo.
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¿Lo han hecho bien a la fecha las AFOREs? Sí. Y esta es la prueba: de todos los recursos que hay en el sistema de ahorro para el retiro hoy, la mitad son los depósitos de los trabajadores, y la otra mitad son puros intereses que les han dado a ganar las Administradoras.
¿Se les puede exigir más a las AFOREs para que cobren menos y administren mejor los recursos? También. Pero ese no es el problema principal del sistema, si no transitar de la sustentabilidad a la suficiencia. Con 6.5% de ahorro no podemos esperar retirarnos con una pensión del 100%, sobre todo cuando este ahorro en la mayoría de los casos de los mexicanos no es constante, es decir, sus contribuciones (como su empleo formal) es intermitente y no se cotiza todo el tiempo durante toda la vida activa.
¿Urge el cambio? Sí. Lo que no se vale es aprovecharse de esta necesidad de cambio para apropiarse 66.7 millones de cuentas que son propiedad privada de los trabajadores de México, su principal patrimonio y el producto de su esfuerzo de años.