El país ha venido arrastrando desde hace casi tres lustros una estela de violencia que es difícil contener y erradicar; bandas del crimen organizado se multiplicaron ante la falta de estrategias eficaces para combatirlas y neutralizarlas.
Atentados como el ocurrido el viernes pasado en la Ciudad de México son también reacciones extremas de los grupos criminales ante la intervención de las instituciones gubernamentales que afectan sus intereses.
Abatir la delincuencia, en particular la que practican estas bandas de proceder sanguinario, es un gran reto no sólo para los cuerpos policiacos, sino para las estructuras del gobierno en sus distintos órdenes.
Proteger a la sociedad, garantizar la paz y la tranquilidad, son desafíos que los gobiernos requieren resolver como elementos indispensables para garantizar el bienestar social.
Al cambiar de régimen, el Gobierno de la República decidió sustituir la política simple de choque frontal contra el crimen organizado, la cual mostró su ineficacia a lo largo de por lo menos dos sexenios.
Se aplica ahora una visión integral que atiende a las causas profundas que alimentan la violencia, entre ellas la desigualdad y la marginación de las mayorías, así como la corrupción y la impunidad.
En el ámbito legislativo ha habido un acompañamiento a ese esfuerzo, cuyo punto culminante fue la creación de las leyes que amparan la formación y operación de la Guardia Nacional, la extinción de dominio de bienes producto de actividades ilícitas, y la ampliación del catálogo de delitos que ameritan prisión preventiva, entre otras reformas recientes.
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Por supuesto, el proceso de recuperación y consolidación de la paz y el abatimiento del delito llevarán un tiempo.
También requiere paciencia la identificación y desarticulación de las bandas criminales.
Los lamentables hechos del viernes, mostraron sin embargo el lado positivo de una inmediata y profesional reacción de la policía capitalina, así como el apoyo oportuno de fuerzas federales ante la gravedad del atentado, todo lo cual culminó con la aprehensión y el inicio de proceso contra un grupo numeroso de quienes realizaron la emboscada.
En la medida en que fortalezcamos la presencia y actuación de la Guardia Nacional y del resto de las instituciones de seguridad, así como su profesionalización y disciplina, tendremos mecanismos que nos permitirán pacificar el país e impedir que hechos como éste se repitan.
Vivimos tiempos anómalos, agravados por circunstancias extraordinarias como la pandemia que atravesamos, pero podemos tener confianza de que como sociedad saldremos adelante frente al desafío que uno o varios grupos de criminales puedan representar. Las y los mexicanos de bien somos millones más.