Opinión

Educación y evaluación de las competencias

Actualmente cuando hablamos de competencias, existen diferentes interpretaciones a este término dependiendo de las tendencias en la educación. Desde una visión constructivista, podemos definirla como la capacidad de mover e integrar recursos cognitivos para la solución de un problema en diferentes escenarios y situaciones.

Las competencias se componen de conocimientos, actitudes, valores y emociones en una situación o contexto determinados en permanente desarrollo. Al trabajar en su evaluación, debe ser de manera continua y se debe considerar el desarrollo y resultado. No como ha sido en el pasado y los académicos en general estamos acostumbrados de evaluar exclusivamente el resultado de cualquier problema específico como una medición final.

La competencia en cada individuo varía según el nivel de logro y desarrollo del avance de manera individual. Una idea para su evaluación, es referirse a la Pirámide de Miller de evaluación de competencias (Miller 1990). Está pirámide se divide de lo básico que es Saber, Saber cómo , Demostrar y el último nivel y superior es Hacer.

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Saber: Significa conocer el tema para tener los conocimientos necesarios.

Saber cómo: Es cuando la persona es capaz de describir cómo lo haría.

Los dos puntos anteriores están en el nivel cognitivo. Es obvio que los niveles 1 y 2, Saber y Saber cómo, se pueden evaluar con elementos tradicionales con exámenes en papel o algún método tradicional.

Los otros dos niveles superiores tienen que ver con lo conductual.


Demostrar: En este nivel, la persona sabe cómo hacerlo, pero en una simulación.

Hacer: Este punto es hacer realidad lo que sabía.

Es importante entender que el proceso de evolución en el ámbito de competencias, es mucho más profundo y complejo que en el proceso tradicional ya que se priorizaba exclusivamente lo cognitivo y en las competencias se incluye lo conductual.

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