Opinión

Ninguna reunión es imprescindible

No hay que hacerse muchas bolas: Estados Unidos es nuestro principal socio comercial y nosotros también somos su primer socio de comercio mundial (cierre 2019); compartimos una de las fronteras más extensas y más dinámicas del planeta; cada minuto comerciamos un millón de dólares; más de 38 millones de mexicanos residen allá y 1.5 millones de estadounidenses viven en nuestro país. Ambos nos necesitamos.

Cualquier encuentro entre los Presidentes de las dos naciones debe planearse con una visión estratégica y porque así convenga a nuestros intereses. Bajo ninguna circunstancia puede ser una aventura poco pensada porque los resultados pueden distar mucho de lo que se espera. Ojalá que en esta ocasión, esas consideraciones se hayan hecho con el sensible cálculo que la ocasión amerita.

La relación bilateral no ha dejado de experimentar tensiones históricas recurrentes y los últimos cuatro años no han sido la excepción con la narrativa anti-inmigrante, las amenazas de cancelación del entonces Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), o el pago del muro por los propios mexicanos, entre muchos otros.

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El 24 de abril de 2019 se afirmó que se enviarían soldados armados a la frontera con México para evitar la migración; el 31 de mayo de 2019 se dijo que se establecería un arancel especial a todas las importaciones mexicanas, hasta que el país combatiera los flujos migratorios irregulares; y el 8 de julio de 2019 impusieron cuotas compensatorias (impuestos) a las importaciones de acero mexicano.

Si bien esos “incidentes” han podido “arreglarse” (habría que analizarse en beneficio de quién en cada caso) a través del diálogo, el acuerdo, la negociación y la diplomacia, todos ellos forman parte del contexto de la visita programada para mañana, que se vuelve aún más riesgosa, porque Estados Unidos se encuentra en plena efervescencia electoral con miras a su elección presidencial el próximo 3 de noviembre.

Es por tanto lógico esperar que todo lo que se diga o se deje de decir, se haga o se deje de hacer en la visita en Washington, tendrá implicaciones electorales domésticas en Estados Unidos y también para la relación bilateral presente y futura.

El diálogo y el contacto permanente son fundamentales en las relaciones internacionales y no se diga en nuestra relación especial con Estados Unidos, pero la duda sobre los resultados que habrán de tenerse es más que válida, sobre todo cuando el ejecutivo en México ha desdeñado la interacción y la representación internacional que le corresponde del Estado mexicano. Resultados de pronóstico reservado.


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