Por Mercedes Monzalvo Díaz
Vivir las emociones en momentos duros, complejos, ante la pérdida de un ser querido, el rompimiento de una relación, un conflicto con la pareja, no suele ser sencillo, sin embargo, las emociones que sientes en distintas situaciones, son lo que da color a tu vida.
La vida puede ser difícil y en ocasiones, te abruma, crees no ser capaz de atravesar esos momentos, quizás hayas sentido que no hay salida, quisieras haber tomado una decisión distinta, pero como bien sabes, no puedes cambiar el pasado. ¿Qué puedes hacer? Colocarte en un lugar diferente para ver las cosas desde otro ángulo.
Cuando la vida se torna complicada, quizás te has situado en posturas duras contigo mismo, tu diálogo interno puede volverse agresivo, despectivo, la culpa salta, responsabilizas a otros de lo sucedido, es confuso lo que sientes, ni siquiera identificas si se trata de preocupación, angustia, tristeza, miedo o enojo.
Las emociones existen para ser sentidas y vividas, no controladas, ni para dominar tu vida. Dos cosas son las que hemos aprendido a hacer con ellas, el primero es evadirlas o luchar con ellas, el segundo, que creemos que es mejor, reaccionar en función de la emoción, pero ninguna de estas formas nos ayuda para atravesar la emoción, ¿qué es lo que hay que hacer cuando surgen? Hay que estar presentes en ella, vivirla sin perdernos con ella ni dejarnos secuestrar por lo que sentimos.
Sé testigo de tu dolor, obsérvalo, compréndelo, detrás hay aprendizaje, no se trata de rechazarlo, sino de integrarlo, no permitas que las emociones difíciles arremetan contra tu salud física, mental y emocional.
¿De qué manera puedes lograr el equilibrio emocional tan deseado?
Detente: haz una pausa y enfoca tu atención en el movimiento interno, observa.
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Respira hondo y serénate: lleva tu atención al cuerpo y a la respiración. Percibe si hay tensión o bloqueo, y de manera consciente, relaja la zona.
Toma consciencia de la emoción: contacta con todos los aspectos de esa emoción… ¿qué es esto que siento?, ¿enojo, miedo, tristeza? ¿qué necesidad expresa? ¿a qué me impulsa?
Acepta y permite: deja que la emoción se manifieste internamente, date permiso de sentir esa incomodidad o lo que surja. No la rechaces, reconócela y permítele estar.
Date cariño o autocompasión: no te estanques en la incomodidad, conecta con la parte interna que aún está íntegra y sana que sea fuente de amor y ternura. Si no la identificas, imagina que se encuentra afuera en la figura de un ser que ames y desde ahí, deséate paz, serenidad, amor.
Suelta y deja ir: date cuenta… sientes la emoción pero que no eres ella, deja de alimentarla con pensamientos que la nutren y la refuerzan.
Actúa o no: si la situación requiere una respuesta, ahora puedes hacerlo con más claridad ya que estás en mejores condiciones de responder de forma consciente y congruente; ya has entrado a un estado de presencia y calma que te llevará a evitar una reacción.
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