En México según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), las mujeres representan el 51.2% de la población total. Sin embargo, somos excluidas de los espacios públicos, de los puestos directivos, somos silenciadas y violentadas todos los días de nuestras vidas. En sus diferentes formas, ya sea física, sexual o hasta verbal, la violencia atenta contra nuestra integridad como persona, nos borra de las instituciones, nos olvida y elimina de la historia como si no existiéramos omitiendo todas las aportaciones de las mujeres al país.
Hace un año, el 9 de Marzo de 2020, las mujeres nos ausentamos de nuestros espacios de trabajo y salimos a las calles para demostrar nuestra importancia y exigir un alto a la violencia. Un día sin mujeres fue suficiente para detener toda la actividad económica, política y social de México, demostrando que nuestras vidas importan y que sin nosotras el país no puede salir adelante. Pero la violencia continúa agrediendo y denigrando a todas y principalmente a las más vulnerables. En ocasiones, pareciera que ningún espacio es seguro para nosotras y que ni siquiera hay una preocupación por generar un cambio. A muchos se les olvida o deciden no ver, que nos están matando todos los días, que las historias de violación y feminicidio en las noticias son recurrentes y cada vez más crueles.
Pero a pesar de las protestas la crisis continúa y el llamado a terminar con la violencia y el reclamo contundente de todas las mujeres una vez más queda desatendido y la indiferencia es desconcertante. Durante el último año desde las protestas del 8M, los índices de violencia doméstica no han hecho más que incrementarse en todo el país. Las mujeres se ven atrapadas en ciclos y circunstancias de violencia que en la mayoría de los casos son ocasionados por las personas que deberían hacerlas sentir seguras.
El gobierno de López Obrador y su 4T se han mostrado absolutamente indiferentes ante la situación y el presidente parece imperturbable. Sus acciones han demostrado más que todo lo que pueda decir en la mañaneras, en las que incluso ha acusado al feminismo de una simulación. Comenzó por la desaparición de las estancias infantiles, continúo con el desdén absoluto por las situaciones de violencia doméstica que se dieron a raíz de la pandemia, el recorte al presupuesto a refugios y ha culminado con el apoyo total e incondicional a un presunto violador, Felix Salgado Macedonio a la candidatura a Gobernador del estado de Guerrero, y de esta manera el presidente optó por no romper el pacto patriarcal, ese mismo que vale más que la vida y dignidad de las mujeres mexicanas.
Con decisiones de esta magnitud, el presidente expone sin escrúpulos sus prioridades, que dejan atrás la insensibilidad y se vuelven del todo crueles. Los recortes al presupuesto que estaba diseñado para proteger y cuidar a las mujeres más vulnerables demuestra el engaño en la narrativa y la falsedad de su movimiento. Un hombre necio que acusa a todos de sus errores. Irresponsable y negligente en su acciones, permite que en el país mueran 11 mujeres al día. Necesitamos recuperar el presupuesto arrebatado y poner esta crisis al frente de las prioridades de la nación porque sólo así podemos empezar a reducir la violencia, reconocer la importancia y las grandes aportaciones de todas las mujeres de México. Al tiempo…
Hoy no es un día para que nos feliciten por ser mujeres, hoy es un día para que recordemos a aquellas que nos han antecedido en el camino, para que sigamos generando conciencia sobre la importancia de la dignidad, la sororidad, la libertad, la importancia de la equidad y sobre todo de la justicia para todas aquellas que hoy ya no están con nosotros por el simple hecho de haber sido mujeres.