Es evidente que uno de los fracasos más lacerantes de este gobierno es la pseudo estrategia de seguridad “abrazos, no balazos”, que lo único que ha generado es que quienes delinquen, sientan que pueden hacerlo en total impunidad.
La violencia ejercida en contra de los “candidatos incómodos” a grupos de poder instalados en las diferentes localidades, es una problemática que no se debe tolerar y que debe ser combatida con toda la fuerza del Estado, pues el proceso electoral federal 2021 ya se ha tornado el segundo más violento de las últimas décadas, con un incremento del 64% con respecto al mismo periodo del proceso electoral 2018 de acuerdo al “Cuarto Informe de Violencia Política en México 2021” realizada por empresa Etellekt. Por supuesto que esta cifra nos preocupa ya que estamos a 20 días de que se realice la jornada electoral que involucra a 21 mil 383 candidatos a Gobernadores, Diputados Federales, Diputados Locales, Alcaldes, Regidores, Concejales, entre otros, de todas las fuerzas políticas.
Entre los casos más sonados, por el grado de violencia, tenemos al de la candidata Ivonne Gallegos Carreño, exdiputada local del Partido Acción Nacional, quien buscaba la presidencia municipal de Ocotlán de Morelos, Oaxaca; Ivonne fue asesinada por disparos por arma de fuego mientras circulaba en una camioneta de su propiedad, el pasado 20 de marzo.
El más reciente, el jueves 13 de mayo durante un evento proselitista, a plena luz del día, el candidato a la presidencia municipal de Cajeme, Sonora, por Movimiento Ciudadano, Abel Murrieta Gutiérrez, quien fue procurador del mismo estado, además de fungir como abogado de la familia LeBarón desde el año pasado, fue asesinado tras recibir varias detonaciones de arma de fuego.
El incremento de esta violencia es en suma preocupante, hasta el momento se han registrado 83 actores políticos asesinados y 78 servidores públicos, haciendo un total de 161 víctimas mortales, de los cuales el 65% pertenecían al ámbito municipal.
La inacción de este gobierno es lacerante y como legisladores, actores políticos y ciudadanos estamos obligados a exigir que las autoridades hagan su trabajo porque su indiferencia ya ha costado muchas vidas.