Las elecciones que se llevaron a cabo el pasado domingo, sin duda, fueron una fiesta cívica pese a algunos casos aislados en que se presentaron problemas.
Más de la mitad de las y los mexicanos acudimos a las urnas para refrendar nuestra confianza en la democracia y en que la transformación de México debe darse por la vía pacífica.
La organización en la que participaron cientos de miles de voluntarios debe hacernos sentir un gran orgullo por la madurez que se ha alcanzado.
Los resultados preliminares que han dado a conocer las autoridades muestran que en el país hay una enorme pluralidad, pero también que hay un movimiento nacional mayoritario que encabeza el cambio que seguiremos impulsando en la LV Legislatura.
Claro que hay acciones retrógradas y fraudulentas en algunos lugares, que hacen la excepción de la regla, pero vamos a confiar en que las instancias legales correspondientes hagan su tarea sin miramientos.
Es importante subrayar que en este proceso las mujeres hemos alcanzado un avance sin precedentes.
PUBLICIDAD
Hasta ahora solo un pequeño grupo de mujeres han podido gobernar sus entidades. En esta ocasión tendremos un número muy superior de mujeres al frente de los destinos de los estados de manera simultánea. Ese es un magnífico resultado de estas elecciones, aunque aun falta mucho camino por recorrer para lograr una equidad e igualdad plenamente.
Por otro lado, en los siguientes tres años las diversas fuerzas políticas que queden representadas en el Congreso tendrán que hacer un esfuerzo para echar mano de la política para construir los acuerdos que se requieren para continuar impulsando el desarrollo del país, con un enfoque verdaderamente humano, en el que se antepongan las necesidades de quienes más requieren de nuestro apoyo.
Por último, todo el proceso, la jornada electoral y sus resultados muestran que en el país existe gobernabilidad democrática y una sociedad madura, ahora estará en manos de sus representantes ponerse a trabajar con una sola divisa: anteponer el interés superior de México.