Desterrados de las ilusiones que la Cuarta Transformación entretejió hace tres años, las y los mexicanos ahora se sofocan ante una adversidad lejana a la esperanza del futuro prometido.
En este momento, de las manos de la actual administración resbalan hacia el abismo de la ignorancia asuntos de gravedad que, ya hunden a millones de familias en una profunda desesperación económica capaz de rasgar aún más sus bolsillos con el alza de los precios durante la primera mitad de junio de 2021.
Así de claro y conciso. Es increíble que esta tendencia y los descuidos de la 4T dejaran al país en niveles de hace 19 años y que; además, vulnera las finanzas familiares con una inflación ligeramente por arriba del techo de 6 por ciento. Y no es todo porque las proyecciones de los analistas se quedaron totalmente cortas, cuando se sumaron siete quincenas con tasas por encima de lo estimado por Banxico.
Es decir, el Banco Central mexicano esperaba ubicar la inflación en 3%, +/- 1 punto porcentual; cosa que quedó fuera del mapa cuando las mercancías tuvieron un incremento anual de 5.90%. Algo que evidencia la falta de atención a las finanzas nacionales y que afecta a todos con altos precios en alimentos y bebidas que tocaron los 5.94 puntos, de acuerdo a datos del Inegi.
Y no es todo, ya que el Coneval ubicó el alza en los precios de las mercancías de la Canasta Básica alimentaria en 5.42%. Una situación realmente comprometedora que deja los gastos de comida por persona en mil 778.98 pesos mensuales en las ciudades, comparado con los mil 689.30 pesos que se gastaban en junio de 2020.
Mientras tanto en las zonas rurales, los aumentos impactaron con mayor severidad, tocando el 5.53%. Alrededor de mil 360.83 pesos. Una cifra superior a la destinada el año pasado por las familias mexicanas en todo el país para mercancías de la Canasta Básica, pues se ubicaba en mil 289.46 pesos.
Sin duda, la gravedad del incremento de los costos de los productos de la Canasta Básica alimentaria es una circunstancia compleja porque de acuerdo al Coneval los productos de primera necesidad contemplan tortilla de maíz, pasta para sopa, pan blanco, pan dulce, pan de caja, arroz y otros cereales, así como carne de res y ternera, cerdo, longaniza, chorizo y jamón, pollo, pescado, leche, queso, yogurt y huevos, entre otros tantos.
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Por esta razón, este impacto no sólo exhibió la desatada inflación, sino que dio contexto al desempleo que asedia a las y los trabajadores en todo el territorio nacional.
Durante la primera mitad de junio, el desempleo aumentó 5.5%, dejando sin trabajo a 2.8 millones de personas.
Junto a la pandemia de coronavirus, la soberbia de la 4T ha pintado un horizonte nacional de hambre y dolor, no cabe duda de ello. El porcentaje de pobreza en México pasó de 52% a 54% entre mayo de 2020 y marzo del año en curso, según datos del Instituto de Investigación para el Desarrollo con Equidad (EQUIDE).
Ya vimos que datos del Coneval estiman que la población en pobreza llegó en marzo hasta los 67 millones. Una estimación de terror que añade a 14.6 millones más que en 2018 y que vislumbra un escenario donde la pobreza extrema se duplicó durante la pandemia, ya que pasamos de tener 9.3 millones (antes) a superar los 18 millones (ahora).
Es vil y mezquino girar la mirada hacia otro lado cuando la falta de apoyos como el Ingreso Básico Universal por 3 mil 207 pesos mensuales, propuesto desde marzo pasado por Acción Nacional, ha degradado a la sociedad mexicana en gran medida.
Pues tan sólo, la tasa de informalidad se ha disparado. Hablamos de 25.6 millones de personas. Es decir, el 53% de la población ocupada en junio. En mayo, las cifras del IMSS registraron una recuperación de más de 38 mil empleos formales. Una cifra que representa una recuperación marginal del 0.2% respecto al mes anterior.
Y en medio de este panorama quedan algunas preguntas en el tintero. ¿Dónde están las estrategias que iban a implementar para borrar la pobreza? ¿Cuál es el destino secreto que la 4T esconde para las y los mexicanos? Y sobre todo, ¿dónde quedaron las promesas de un futuro mejor para todos? No hay nada.
Más bien borraron gran parte de la infraestructura que atendía las necesidades de la población, afectando a sectores de primera necesidad como el de salud. Porque con la extinción del Seguro Popular, se secaron los apoyos a tratamientos para enfermedades. Pongamos como ejemplo la penosa situación que enfrenta Fucam, una institución enfocada al cáncer de mama.
Son muchas las pacientes que han decidido tomar sus tratamientos en esta asociación civil ante la falta de medicamentos en el sector público para dar seguimiento a su medicamento. La escasez de presupuesto en Fucam se ha acentuado desde enero de 2020 cuando la 4T canceló apoyos a esta institución.
Y desde entonces, durante 15 meses, se procuró ofrecer tratamientos gratuitos, gracias a las donaciones. Pero la falta de los apoyos prometidos por el gobierno federal dejó al descubierto los tratamientos de las pacientes desde marzo pasado. ¡Qué falta de sensibilidad! ¡Una falta de escrúpulos! Son madres, hermanas, hijas las que sufren la falta de tratamientos contra el cáncer, y que sin ellos pone en riesgo sus vidas.
La quimioterapia es muy cara. El costo de una dosis es de 27 mil pesos y sin el apoyo del sector público se despoja a las pacientes de cáncer de la vida misma, porque generalmente necesitan de 10 a 16 aplicaciones para terminar su tratamiento.
Con esta desatención se revela el verdadero rostro de la 4T. Uno que prefiere gastar en los torcidos festejos de su victoria en 2018, en lugar de integrar estrategias a favor de los bolsillos de las y los mexicanos, a favor de la salud de todas y todos. Ahora el actual gobierno ha despojado a más de la mitad de la población de oportunidades de vida. Ese es el verdadero robo de la 4T.