Todas las personas tenemos familia, pero, de la misma manera, tenemos el derecho de separarnos de las decisiones y acciones particulares de esos miembros con los que tenemos cercanía, sin embargo, desde un espacio de decisión, administración y poder, lo que puede cuestionarse esa la reacción que se tenga respecto de circunstancias que, al no tener justificación, lucen ilegales.
En ocasiones, cuando una persona no tiene argumentos para debatir alguna situación, es mejor el silencio y la espera para que las cosas sean aclaradas conforme la ley, sin embargo, cuando inventa justificaciones absurdas, poco creíbles y sin sentido, es una ofensa para un pueblo que desde hace tiempo ha exigido un alto a los actos de corrupción de servidores públicos de todos los niveles.
La credibilidad del Presidente no creo que esté dañada por ese acto en sí, pero definitivamente nos encontramos en la antesala de saber cómo se reacciona y de aplicar todo el peso de la ley y de las investigaciones como ha sucedido con otros actores políticos que han sido inhabilitados o acusados penalmente por indicios que apuntan a cuestiones ilegales.
El daño a la credibilidad está en los casos que, durante esta administración, han tenido como personajes principales a familiares y amigos de servidores públicos de alto nivel sin que, hasta la fecha, existan consecuencias fuertes que, además de demostrar la imparcialidad, den un golpe en la mesa que materialice los simples discursos del combate a la corrupción como principal bandera de lo que fue una plataforma electoral.
El desmarcarse de familiares y amigos no basta para mantener la credibilidad cuando se tiene todo el aparato estatal para sancionar y no para esconder. Es ahí donde uno piensa qué tanto hemos avanzado cuando vemos que no hay sentencias condenatorias, no hay inhabilitaciones firmes, no hay elecciones anuladas y no hay certeza de que vamos por el camino correcto.
Todas y todos tenemos derecho a tener familia y amigos, pero no tenemos la libertad de voltear la cara como si no pasara nada cuando en nuestras manos está el hacer justicia ejemplar.