Bajo la consigna de reactivar la economía, afectada seriamente por la pandemia del Covid-19, no pueden cometerse ecocidios de mayor impacto en la vida y en la salud de la población. El Parque Fundidora, desde que fue concedido al gobierno de Nuevo León como un área protegida, con miras a convertirse en un pulmón imprescindible para la vida de los habitantes de Monterrey, ha sido un espacio de recreación familiar y que, además, resulta autosustentable por los costos de admisión, estacionamiento y renta de espacios comerciales al interior, mismos que generan una derrama económica importante para parte de su mantenimiento y proyección a futuro.
Los regiomontanos deben elevar la mira y no permitir que el Parque Fundidora siga siendo un espacio para espectáculos masivos, como P’al Norte y otros semejantes, porque esa no es su naturaleza. El municipio cuenta con espacios adhoc para ese tipo de eventos, como La Arena Monterrey, que aunque no tienen el mismo aforo, sí fueron concebidos para albergar conciertos y espectáculos masivos, con mejores condiciones acústicas, por ejemplo, y sin sacrificar un espacio como el Parque Fundidora, que es patrimonio municipal y orgullo del estado de Nuevo León y de México mismo.Nadie pone en duda la importancia de un evento como P’alNorte, que se ha vuelto icónico de nuestra cultura, con proyección internacional ó Palco Tecate, pero es sabido, por experiencias previas, que el daño causado por las multitudes eufóricas durante esos eventos tiene una afectación considerable en el parque, y lleva meses su rehabilitación. No se puede permitir que el municipio de Monterrey autorice conciertos masivos en ese espacio, en beneficio de empresarios de espectáculos y a cambio de cobrar cuotas que no compensan las afectaciones a un espacio que es de todos y para todos. Ciudades vanguardistas del mundo entero no arriesgan la integridad de su patrimonio cultural para la realización de eventos masivos, por importantes que sean. El beneficio general debe anteponerse al entretenimiento de grupos que, además de todo, están en condiciones de vulnerabilidad ante un virus que mantiene activa la pandemia y debiera obligarnos a actuar con prudencia. La salud está por encima de la diversión y de los negocios.