Las noticias dan cuentan que en las últimas caravanas de migrantes centroamericanos y haitianos en Chiapas, hay niños y niñas que viajan solos o con sus familias, y que algunos de éstos han sido tratados con violencia por integrante del Instituto Nacional de Migración.
Las imágenes de los niños, niñas y adolescentes corriendo o hincados pidiendo a los agentes migratorios mexicanos no ser golpeados no solo son vergonzosas, sino inhumanas.
La violación de los derechos humanos por parte del personal de migración está a todas luces, y está siendo observada por todos.
La violencia con la que han sido tratados los migrantes centroamericanos y haitianos no tiene cavidad, porque en México hay todo un protocolo para atender a los niños, niñas y adolescentes que migran solos o en familia, y entre esos está, la no violencia física ni emocional.
Son niños, niñas y adolescentes que no pueden ser tratados como delincuentes, muchos de ellos no entienden lo que está pasando, o por qué son detenidos, es más, ni siquiera comprenden su estatus migratorio.
Lo único que saben, es que deben abandonar su país porque corren riegos, porque su vida está en peligro, porque viven en la pobreza o simplemente, porque así lo decidieron sus padres.
No se puede hablar de un gobierno humanista cuando se ve a los niños y niñas migrantes pidiendo al personal de migración no ser detenidos ni separados de sus padres, y mucho menos no ser golpeados.
PUBLICIDAD
Escuchar a un agente migratorio mexicano decir «tengan para que aprendan», mientras corren y golpean a los migrantes, está muy lejos de ser una actitud humanista y solidaria.
De acuerdo con la UNICEF, hay nueve veces más niñas, niños y adolescentes migrantes en México en los últimos tres meses. Desde el inicio de 2021, el número de migrantes menores de 18 años reportados en el país ha aumentado considerablemente, pasando de 380 a casi 3 mil 500.
Estimaciones de UNICEF señalan que actualmente un promedio de 275 niños y niñas migrantes se encuentran en México todos los días, esperando para cruzar a Estados Unidos o ser retornados.
En muchos albergues mexicanos, los niños, niñas y adolescentes representan al menos el 30% de la población migrante. La mitad de ellos viaja sin sus padres, lo que supone la mayor proporción jamás registrada en México.
Las niñas, niños y adolescentes migrantes, requieren de un acompañamiento especial, particularmente, cuando viajan solos. Las autoridades migratorias tienen la obligación de hacer valer sus derechos y de llevar a cabo los protocolos para menores de 18 años, sin excusas ni pretextos.